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CANNES 2019 Competición

Crítica: Frankie

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- CANNES 2019: En 98 minutos que se hacen eternos, Ira Sachs habla sobre la enfermedad terminal y, oportunamente, deja al espectador en estado de coma

Crítica: Frankie
Isabelle Huppert en Frankie

Tras la inspiradora pareja que forman El amor es extraño [+lee también:
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, ambas cintas conmovedoras e inteligentes con interpretaciones dirigidas con esmero, el estadounidense Ira Sachs proporciona muy poca miga en su último fiasco "Eurotrash", Frankie [+lee también:
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. Acorralada en un lugar de honor, en la competición principal de Cannes, lo que en realidad juega en su contra, Frankie es una película en la que el director cambia su querida Nueva York por la pintoresca ciudad portuguesa de Sintra (aunque sus personajes no pueden dejar de hablar del metro y el steak), pero en lo que a viajes se refiere, este podría habérselo ahorrado.

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Todo ello es muy extraño, pues Sachs ha demostrado ser un cineasta capaz. Pero lastrada por la premisa demasiado familiar de un grupo que se reúne por última vez, esta chapuza internacional de película se hunde muy rápido, y se mantiene hundida gracias a un reparto que normalmente describiríamos como "ecléctico", pero que en este film, simplemente parece fuera de lugar. Los personajes van desde la famosa actriz que interpreta Isabelle Huppert, que debe afrontar un descubrimiento desolador y mantener unida a su desganada y desintegrada familia en un viaje que ninguno parece disfrutar, hasta su amado esposo Jimmy (Brendan Glesson), que se dedica principalmente a comer pastas mientras pone cara de pena. Hay incluso una peluquera de rodaje (Marisa Tomei) que de alguna forma acaba uniéndose a este grupo cerrado, y todos explican una y otra vez que ella y Frankie en realidad se conocen muy bien, permitiendo que surja una nueva posibilidad romántica en un horizonte lleno de sol durante, exactamente, cinco minutos. Como si eso sirviera de algo.

Gracias a ideas así de brillantes, uno se lleva la impresión de que hay muy poco que tenga sentido en Frankie, y salvo Huppert y Gleeson, que se las apañan para encontrar ternura en el otro entre momentos de insoportable aburrimiento, casi todos los actores lo hacen francamente mal. Sachs diluye el conmovedor trabajo de estos dos intérpretes con personajes de relleno que aparecen solo para decir "Star Wars" y "George Lucas" unas cuantas veces, tan poco desarrollados que no deberían estar ahí. Es completamente desconcertante. Aunque resulta difícil imaginar un resultado diferente, considerando que los diálogos consisten en anécdotas interminables que se brindan con el ingenio y la imaginación de una obra de instituto. A decir verdad, todo ello recuerda a Woody Allen, sobre todo a las películas "últimas y sin gracia", pero esta ni siquiera tiene esa frase inspirada que llega en el último momento, evitando que uno se vuelva loco. Como apuntó un escritor, cuando te vas de Nueva York, no vas a ninguna parte. O más bien, acabas descendiendo una colina portuguesa durante lo que parece una eternidad; y no es una metáfora.

Frankie fue escrita por Mauricio Zacharias y Ira Sachs, y producida por Said Ben Said y Michel Merkt para la compañía francesa SBS Films Productions con la colaboración de la compañía belga Beluga Tree, la portuguesa O Som e a Fúria y la estadounidense Secret Engine. Las ventas internacionales están a cargo de SBS International.

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(Traducción del inglés)

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