CANNES 2019 Quincena de los Realizadores
Crítica: Les Particules
por Fabien Lemercier
- CANNES 2019: Blaise Harrison se presenta con un primer largometraje de estilo muy personal, una película para adolescentes que combina fantasía y física cuántica
“A veces, yo también me levanto y el mundo ya no es el mismo, es como si hubiese cambiado y nadie se hubiera dado cuenta”. Temas como las fronteras de la percepción humana, la posibilidad de que existan dimensiones paralelas, los misterios o las creencias son un vasto campo de exploración para los artistas. Pero no suele ser común que usen investigaciones científicas reales y muy avanzadas para construir sus historias de ficción. Es el camino híbrido y audaz que ha elegido Blaise Harrison en su primer largometraje, Les Particules [+lee también:
tráiler
entrevista: Blaise Harrison
ficha de la película], estrenado en la 51ª Quincena de los Realizadores de la 72ª edición del Festival de Cannes.
El director superpone un argumento clásico, el viaje iniciático de un adolescente (los integrantes de su grupo de rock progresivo con los que prueba diferentes drogas, la inexperiencia de las primeras emociones amorosas, la percepción exacerbada del mundo, la apertura de espíritu hacia las incertidumbres, etc.) con una apasionante inmersión en los misterios de la física a través del LHC del CERN, el acelerador de partículas más potente del mundo, creado para provocar colisiones de protones para recrear la energía del Big Bang y detectar partículas todavía desconocidas. Se encuentra en la comuna de Gex, donde vive el protagonista de la película, P. A. (Thomas Daloz), un territorio intermedio entre la metrópolis de Ginebra y la naturaleza salvaje del Alto Jura. El anillo subterráneo de última generación, con 27 kilómetros de circunferencia, explora la frontera entre los misterios de la realidad, al igual que los adolescentes de la película se acercan a la edad adulta: experimentando, provocándose, cuestionándose y, a veces, angustiándose… Así es como se siente P. A., que deambula aislado y solitario mientras observa las nubes de pájaros en el cielo, centrándose todas las mañanas en los asientos del autobús que lo lleva a la Cité Internationale de Genève donde se reúne con su grupo de amigos, un cuarteto liderado por Mérou (Salvatore Ferro). Ensayos musicales, fiestas, visitas al camello (que juega a un videojuego de supervivencia): P. A. se encierra en el grupo hasta que conoce a Roshine (Néa Lüders), una chica a quien confiesa poco a poco lo que esconde en su interior (“Pasan cosas extrañas en mi cerebro”). Después ocurre un acontecimiento dramático que incrementará su interés por los fenómenos invisibles…
Mediante varias acepciones del concepto de frontera (entre Francia y Suiza; realidad y fantasía; documental y ficción; conocimiento y creencia; lo visible y lo invisible; adolescencia y edad adulta; lo importante y lo fútil, etc.), Blaise Harrison ofrece una película muy original, tan simple como compleja. La forma en que el cineasta pone en escena su objetivo demuestra que estamos ante un talento muy prometedor, que deja una huella muy personal en el aspecto visual y sonoro de una película que logra conectar con el espectador (por poco dispuesto que esté a dejarse llevar).
Les Particules ha sido producida por la sociedad francesa Les Films du Poisson y la suiza Bande à Part Films, mientras Les Films du Losange gestiona los derechos internacionales.
(Traducción del francés)