Crítica: Adam
por Kaleem Aftab
- CANNES 2019: Maternidad, amistad y el lugar de la mujer en la sociedad marroquí se combinan en el exquisito debut de Maryam Touzani
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tráiler
ficha de la película], de la directora marroquí Maryam Touzani, es una bonita historia sobre la amistad entre una peluquera soltera y embarazada y una madre viuda, que se ha proyectado en la sección Un Certain Regard del Festival de Cannes. Sorprendentemente, la película trata temas tabú en el mundo árabe de una forma tan amable y tierna que el subversivo vientre es casi imperceptible. Adam funciona tan bien como el principio de una amistad en circunstancias improbables.
Samia (Nisrin Erradi) llama a varias puertas para conseguir trabajo. Una de ellas es la de Abla (Lubna Azabal), una viuda que vive con su hija de ocho años, Warda (Douae Belkhaouda). A pesar de sus reservas, Abla acoge a Samia en su casa durante una noche. Pronto se hace evidente que Samia está embarazada de un hijo natural y que se ha ido de su ciudad para tener en secreto a su bebé en Casablanca y darlo en adopción después del parto. Cómo se quedó embarazada es un misterio, pero Touzani no permite que el público prejuzgue a Samia.
Abla también tiene problemas. Es una viuda, dueña de una panadería, que intenta conciliar su trabajo con el cuidado de su hija. Se ha cerrado al mundo exterior y rechaza las propuestas románticas de un encantador cliente por miedo a ser tratada como presa. En esta sociedad, algunas personas ven a las viudas jóvenes como un juego limpio, ya que no tienen un hombre que las proteja y ya no están bajo la mirada de sus padres. Un aspecto negativo es que el tono general de la interpretación de Aziz Hattab como cliente seductor resulta discordante al lado del tono dramático de las protagonistas.
Lo que hace muy bien Touzani es que no vende de más la película. Las cuestiones sobre el lugar de la mujer en la sociedad quedan en segundo plano mientras que la amistad permanece en una posición central. Es una historia sobre cómo las personas pueden aportarse fuerza y conocimiento sin tener la intención de hacerlo. Abla se pregunta si Samia debe dar en adopción a su hijo, y Samia se pregunta si Abla debe cerrarse. La película se pregunta si ambas pueden superar los tabúes de la sociedad.
Otro personaje clave es la panadería situada en la medina de Casablanca, en la parte vieja de la ciudad, donde trabaja Abla. La deliciosa cinematografía de Virginie Surdej se recrea en las barras de pan cociéndose en el horno. Además, Touzani nos sorprende resaltando las desventajas de perder las tradiciones, reemplazando las recetas clásicas por el beneficio económico. Samia hornea una delicia local que Abla ya no tiene tiempo de hacer, y que no reporta un beneficio económico. Es un éxito entre los clientes pero también demuestra que las tendencias pueden ir en dos direcciones, y que la película no se limita a describir una batalla directa entre la tradición y la modernidad.
Adam funciona a varios niveles: como película sobre la amistad, como crítica feminista a una sociedad patriarcal y como historia sobre la maternidad. Pero lo interesante es que Touzani evita el peso de los temas sociales manteniendo un tono afectivo.
Adam ha sido producida por Ali N’ Productions (Marruecos), Les Films du Nouveau Monde (Francia) y Artémis Productions (Bélgica). Films Boutique (Alemania) gestiona los derechos internacionales.
(Traducción del inglés)
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