Crítica: Persona non grata
por Fabien Lemercier
- Roschdy Zem continúa su trayectoria como realizador con un film noir insólito en un sur de Francia envenenado por la corrupción económica y la extorsión
"Los tipos como él nunca tienen bastante, te dejan con el agua al cuello", "no vienes del mismo mundo, y a la primera de cambio, te pisoteará", "solo prestamos a los ricos", "nosotros somos constructores, tú, una sanguijuela", "¿crees que se puede conocer la buena vida y mirarse en el espejo? ", "he venido a saldar las cuentas". Como estas pocas frases expresan a la perfección, Persona non grata [+lee también:
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ficha de la película], el nuevo largo como director de Roschdy Zem (cuyo último trabajo como actor, Roubaix, une lumière [+lee también:
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entrevista: Arnaud Desplechin
ficha de la película], se proyectó en Cannes), estrenado hoy en las salas francesas por Mars Films, se adentra en estas profundidades opacas en las que la ambición de ascender acarrea inevitablemente una multitud de violencias, malas compañías, secretos, traiciones, chantajes y dinero, con la corrupción económica como telón de fondo.
Pero el realizador ha elegido irónicamente situar en el soleado sur de Francia esta historia siniestra, libre adaptación (firmada por el cineasta y guionista Olivier Gorce) del film brasileño O invasor L’intrus (2001), de Beto Brandt. El resultado es una cinta noir corrosiva y cenagosa, vástago híbrido del estilo de los independientes estadounidenses y los clásicos de la tragedia griega, donde una delgadísima frontera separa el bien y el mal, sin retorno posible. Y si algunos podrían considerar que esta línea está un poco forzada por una trama que precipita rápidamente a los protagonistas a un vórtice amenazador, salpicado con un humor extraño que se encarna en el deus ex machina, el personaje del maleante y extorsionador Moïse (interpretado por el propio Roschdy Zem), es sin duda porque desconocen los meandros del mundo de la noche y sus posibles ramificaciones en el sector más bien hostil de la construcción pública.
10 hectáreas que el municipio declarará edificables: este es el objetivo que un empleado municipal corruptible ofrece a José (Nicolas Duvauchelle) y Maxime (Raphaël Personnaz), dos amigos, socios minoritarios desde hace más de una década de una compañía de construcción pública dirigida por Eddy (Frédéric Pierrot), en cuya gestión demasiado escrupulosa se inmiscuyen cada vez más, hasta que deciden dejarle fuera de juego, dándole un susto. Pero la realidad sobrepasará de lejos sus intenciones, pues Eddy muere al volante, y no tarda en aparecer Moïse, un auténtico tipo duro bajo su pinta de playista, que ha cometido el asesinato camuflándolo como accidente, que quiere participar en el negocio a cambio de su silencio y que también se acerca hábilmente a la joven Anaïs (Nadia Tereszkiewicz), la heredera de Eddy. Cada vez más agobiado por la situación y atormentado por la culpa, José, que ha comenzado una relación extramarital con Iris (Hafsia Herzi), se vuelve cada vez más paranoico, llegando incluso a dudar de Maxime…
Avanzando a un ritmo lleno de suspense, Persona non grata enreda los estratos personales (las familias que se conocen entre ellas, los bares nocturnos), profesionales (los chanchullos del mundo de la construcción pública) y sociales (cada uno de los protagonistas procede de una clase diferente) de forma bastante lograda, jugando con las ambivalencias de unos y otros hasta pintar un cuadro despiadado de la ambición que se convierte en codicia. El encadenamiento fatídico de peripecias y la fuerte caracterización de los personajes (interpretados con solidez) pueden llegar a propiciar un debate o llamar la atención sobre estos temas, pero el hiperrealismo en la frontera de la extrañeza que inunda el film (también en lo visual, con sus azules metálicos que contrastan con el entorno solar) encaja bien con el cine noir, un género que ha sido poco abordado en la producción francesa y en el que Zem se adentra con una interesante originalidad.
Producida por Bizibi, Persona non grata tiene como representante internacional a Wild Bunch.
(Traducción del francés)
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