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SAN SEBASTIÁN 2019 New Directors

Crítica: Bailando entre la niebla

por 

- El segundo trabajo del cineasta lituano Ignas Jonynas lo confirma como un audaz explorador del alma humana, con un manejo del lenguaje audiovisual tan brillante como perturbador

Crítica: Bailando entre la niebla
Dainius Kazlauskas en Bailando entre la niebla

El realizador lituano Ignas Jonynas vuelve a la sección New Directors del 67° Festival de San Sebastián con Bailando entre la niebla [+lee también:
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, se trata de una impactante cinta con una fuerza visual indiscutible. A esto se le une un guion férreo que no deja hilos sueltos, responsabilidad del propio Jonynas y su habitual colaborador Kristupas Sabolius. Estamos ante una de esas películas sobre cuya trama no conviene desvelar demasiado para no estropear la experiencia que supone su visionado. Para empezar, basta con decir que la historia sigue a dos hombres cuyas vidas discurren por caminos paralelos, conectados por un hecho traumático y violento que los condena a volver a encontrarse.

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Cuando Bailando entre la niebla se abre, nos encontramos con una serie de imágenes en las que la naturaleza luce hermosísima. En contraste, las personas que aparecen en esos planos muestran el peor lado de la condición humana: vemos a una mujer muerta con claros signos de violencia en el remolque de una camioneta, o a un hombre con la ropa ensangrentada que huye con aire desorientado. El contraste entre lo más sublime y lo brutalmente repulsivo está ahí desde el principio. Esa es una de las constantes de la película, poner en el mismo plano realidades opuestas que cuando colisionan provocan efectos incontrolables y peligrosos.

Desde el poderoso punto de partida, los espectadores nos preguntamos cuál es exactamente la relación de Jonas (un apuesto y atormentado bailarín que no consigue encauzar su vida, interpretado por Dainius Kazlauskas) y Vitas (un recluso que cuando consigue ser libre no logra saciar su sed de venganza de ningún modo, al que da vida Darius Bagdziunas) con los hechos que se muestran en las imágenes iniciales. La cinta juega con las expectativas del espectador, llevando a los personajes por un camino tortuoso que nunca queda del todo claro a donde les acabará llevando. Jonas prueba suerte en programas de telerrealidad que descubren nuevos talentos, consiguiendo convertirse en una estrella nacional al hacerse pasar por ciego e impresionar en un concurso de bailes de salón. Vytas, por su parte, se deja consumir por la rabia, sin encontrar consuelo en la iglesia a la que a menudo acude; y por su mente no hay otra idea que tenga más peso que sus ansias de venganza.

Así, a través de un hombre perdido y abrumado por sus sentimientos, y de otro enajenado por un odio cuyo sentido nunca conseguimos entender del todo; la película habla de forma certera y punzante de temas complejos y diversos. Desde la capacidad de autoengaño de las personas para no hacer frente a la realidad, o la falta de escrúpulos de los medios a la hora de manipular expectativas e ilusiones, hasta los terribles efectos de la mentira y la violencia. Todo ello con una depuración formal que cautiva y que no permite despegar los ojos de la pantalla.

Bailando entre la niebla es una producción de la lituana Magic Films, la letona Locomotive Productions, la ucraniana Limelite [+lee también:
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y la española Nephilim Producciones. Las ventas internacionales corren a cargo de la francesa Reel Suspects.

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