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ASTRA 2019

Crítica: State Funeral

por 

- Sergei Loznitsa muestra cómo el funeral de Iósif Stalin inmovilizó por completo a la Unión Soviética en 1953

Crítica: State Funeral

Tras su estreno fuera de competición en la presente edición del Festival de Cine de Venecia y su proyección en Toronto, el documental State Funeral [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
, de Sergei Loznitsa, inauguró la 26ª edición del Astra Film Festival (del 14 al 20 de octubre en Sibiu). El documental utiliza material de archivo muy bien restaurado para recrear la atmósfera del gran funeral de Joseph Stalin, que paralizó a toda la Unión Soviética en marzo de 1953.

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La función principal del documental es informativa, ya que convierte al público en testigo de la gran ceremonia —a veces aterradora y a veces absurda—, que de alguna manera intenta mostrar que Stalin era un dios inmortal y no un simple hombre. State Funeral, desprovisto de cualquier comentario (exceptuando la música), exhibe la gran ceremonia y deja que los espectadores reaccionen a lo que ven.

El documental impresiona (y en algunas partes se vuelve agotador) por acumulación. Cada elemento del funeral se presenta de forma detallada, desde la llegada de los dignatarios del Estado con su falsa tristeza y sus incómodos apretones de manos, hasta los discursos tristes en fábricas, la gran concentración de personas que acudió a ver el féretro de Stalin exhibido en la Casa de los Sindicatos de Moscú, el traslado en un carro de caballos hacia la Plaza Roja y, finalmente, el entierro en el Mausoleo de Lenin.

El público puede mostrar varias reacciones ante tal despliegue de medios. Afortunadamente, estamos a una buena distancia histórica, y ya no nos impresionan los años en que un solo hombre podía parar el tiempo y un puñado de políticos dominaba el mundo a través del miedo a la guerra nuclear. También hay una sensación extraña cuando vemos a miles y miles de personas esperando pacientemente en fila para ver el féretro cubierto por una montaña de coronas de flores. Sabemos que se alegraban de la muerte del monstruo pero los vemos llorar. Y sólo podemos sentir compasión hacia ellos.

A simple vista, parece que el mérito de la película corresponde al editor, Danielius Kokanauskis, que seleccionó meticulosamente el metraje para mostrar un evento que, de una forma u otra, afectó a toda la Unión Soviética (un territorio que abarcaba 11 zonas horarias). Sin embargo, algunas elecciones del director impresionan al espectador; como por ejemplo, el hecho de que casi no llegamos a ver la cara del dictador. Es como si su vida y sus acciones no hubiesen existido, como si fuese una pesadilla que acabó con su muerte. El único problema es que los afectados por el culto a la personalidad que rodeaban a Stalin no querían despertarse.

Una parte importante de esta película es su diseño de sonido. Las imágenes están acompañadas de varias declamaciones por altavoces, que alaban las acciones de Stalin. Muchas son absurdas y pretenden compensar las negativas (después de todo, Stalin acaba de morir), además del positivismo obligatorio de la doctrina comunista. Un ejemplo: “¡Aquí no hay muerte, hay vida eterna! ¡Inmortalidad! La inmortalidad de Stalin está en sus obras. ¡Debemos alcanzar el comunismo, Stalin nos enseñó cómo hacerlo!”.

State Funeral ha sido producida por Atoms & Void (Holanda) y coproducida por Studio Uljana Kim (Ucrania). Atoms & Void gestiona las ventas internacionales.

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(Traducción del inglés)

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