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PELÍCULAS / CRÍTICAS Serbia

Crítica: My Morning Laughter

por 

- El primer largometraje del director serbio Marko Djordjević es una obra de realismo psicológico altamente original con lo que podría ser la mejor escena romántica del año

Crítica: My Morning Laughter
Filip Djurić e Ivana Vuković en My Morning Laughter

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, del cineasta, guionista y montador serbio Marko Djordjević, es una obra de realismo psicológico que incluye la que podría ser una de las mejores escenas románticas del año. Con suerte, los programadores de festivales internacionales sabrán reconocer la sensibilidad de esta pequeña joya, que merece traspasar las fronteras de su país natal.

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A diferencia de muchas películas recientes dirigidas por jóvenes realizadores serbios, My Morning Laughter no está ambientada en Belgrado, sino en Kragujevac, una ciudad en el centro del país conocida por su industria automotriz (que hoy en día no es más que una sombra de lo que fue). Allí vive Dejan (un fantástico Filip Djurić), un joven de veintiocho años que convive con su madre Radica (Jasna Djuričić) y un hombre llamado Rajko (Bratislav Slavković), que se pasa el día borracho. La película nunca llega a aclarar si es su padre o su abuelo, aunque podemos deducir que se trata del primero.

Tras un altercado con Rajko, Dejan se lastima la mano en un arrebato de ira y llama a su madre para pedirle que vuelva a casa. Ella regresa rápidamente del trabajo para vendarle la herida. Los rasgos de una dependencia edípica salen a la luz incluso antes de que madre e hijo vayan a visitar a un adivino (interpretado por uno de los mejores actores balcánicos de su generación, Nebojša Glogovac, en su último papel antes de morir en 2018).

El adivino lo expresa abiertamente, en una escena audaz, sensible e inesperadamente humorística. Dejan está reprimido sexualmente por culpa de Radica, que le brinda demasiados cuidados y atención. Ante estas afirmaciones, Dejan contesta con timidez y Radica con negación, antes de marcharse alterados.

Dejan trabaja como profesor en la escuela local. Un día, recibe una llamada telefónica de una compañera que le pide que vaya a su casa porque se ha hecho daño en la espalda. En ese momento descubrimos a Kaća (la maravillosa Ivana Vuković), y la siguiente escena nos demuestra que el adivino tenía razón.

Unos días más tarde, en la escuela, Kaća invita a Dejan a una pequeña reunión en su casa, un evento que culmina en una escena de amor increíblemente natural y torpe, hasta el punto de resultar vergonzosa (lo que la hace aún más romántica). La cámara de Stefan Milosavljević permanece fija en una posición que va en contra de todas las reglas cinematográficas, mientras filma la que podría ser la mejor escena de sexo de 2019.

Podríamos decir que My Morning Laughter se encuadra dentro del realismo social, con sus espacios monótonos y temas habituales, pero esta no es una historia oscura sobre la pobreza. Al contrario, es una historia seria pero divertida sobre una generación sobreprotegida que no está preparada para enfrentarse a la vida adulta, en una sociedad mucho más dura que la que vivieron sus padres.

A pesar de su romanticismo, la película es psicológicamente hiperrealista. Esto se ve enfatizado por la ausencia de banda sonora y el sutil diseño de sonido de Stevan Milošević, que logra que el espectador "escuche" el silencio: el zumbido de electrodomésticos invisibles o los ruidos distantes en los pasillos de la escuela mientras Dejan y Kaća charlan en la sala de profesores.

My Morning Laughter es una coproducción entre las compañías serbias Altertise y Cinne Rent.

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(Traducción del inglés)

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