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BERLINALE 2020 Generation

Crítica: El despertar de Nora

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- BERLINALE 2020: La cinta de apertura de la sección Generation, dirigida por Leonie Krippendorff, es un original drama iniciático ambientado durante un caluroso verano en el barrio de Kottbusser Tor

Crítica: El despertar de Nora
Lena Urzendowsky y Jella Haase en El despertar de Nora

El segundo largometraje de la cineasta alemana Leonie Krippendorff, El despertar de Nora [+lee también:
tráiler
ficha de la película
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(Cocoon), acaba de tener su estreno mundial como cinta inaugural de la sección Generation en la Berlinale.

Durante el verano más caluroso registrado en Berlín, Nora (Lena Urzendowsky), de 14 años, pasa el día con su hermana mayor, Jule (Ana Lena Klenke), y su mejor amiga Aylin (Elina Vildanova). Las jóvenes pasean juntas por el distrito de Kottbusser Tor gastando bromas, fumando porros en los tejados, hablando sobre chicos y cotilleando sobre chicas, sin apartar la vista de sus teléfonos móviles.

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Durante un juego peligroso en el apartamento de una amiga, Nora se rompe el dedo, por lo que no puede asistir a una excursión en canoa con su clase y acaba en la de Jule. Por supuesto, su hermana mayor le pide que no la avergüence, una tarea difícil para una chica tímida y torpe. Durante una clase de gimnasia, Nora tiene su primera menstruación, manchando sus vaqueros justo cuando la profesora le pide que haga ejercicios en la barra, lo que termina con un auténtico paseo de la vergüenza.

Cuando Nora entra en pánico e intenta limpiarse en el baño, una chica mayor se ofrece a echarle una mano. El hecho de que al menos una de estas jóvenes aparentemente crueles muestre compasión por ella hace que Nora se sienta cómoda con esta marimacho de espíritu libre y despreocupada llamada Romy (Jella Haase).

En casa, un hogar bastante decente a pesar de que las hermanas tienen que compartir habitación, Nora y Jule tienen una madre alcohólica y prácticamente se las arreglan solas. Cuando Jule trae a casa un simulador de bebés de la escuela, un hecho que añade una dimensión inesperada al personaje, su intención es que su madre asuma cierta responsabilidad.

Nora y Romy comienzan a pasar tiempo juntas, y pronto nos damos cuenta de hacia dónde se dirige su relación. Sin embargo, al final de la película entendemos que no se trata solo de una historia sobre la identidad sexual, sino que la cinta lanza un mensaje claro y muy optimista sobre la libertad y el amor propio.

Krippendorf elige cuidadosamente las cosas que muestra y las que sugiere, especialmente en la construcción del trasfondo y el tono de la película, dirigida a un público joven. Por ejemplo, si alguna vez has imaginado a la chica de “Life on Mars”, de David Bowie, probablemente sea igual que Nora. Esto difícilmente puede ser una coincidencia, considerando el interés del artista en Berlín y el hecho de que la directora incluya "Space Oddity" en la banda sonora, en un momento de la película en el que Romy impresiona a la protagonista.

El título de la obra es una metáfora bastante obvia de la transición a la edad adulta, pero está bien apoyada cinematográficamente por algunas escenas oníricas en las que Nora cría orugas en un frasco debajo de su cama. La fotografía de Martin Neumeyer es sólida y creativa, incorporando la grabación con cámara en mano para evocar el estado de ánimo eufórico del verano adolescente, combinado con un par de videos reflexivos y horizontales grabados con teléfonos móviles para representar tanto el espíritu romántico de la protagonista como el ensanchamiento de la imagen (lo que supone un cambio en el ratio de imagen) durante una escena erótica entre Nora y Romy que simboliza el paso de la niñez hacia un mundo más amplio y brillante.

El despertar de Nora es una producción de las alemanas Jost Hering Filme y ZDF. La berlinesa m-appeal se encarga de los derechos internacionales.

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(Traducción del inglés)

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