Crítica: Volevo nascondermi
por Camillo De Marco
- BERLINALE 2020: El biopic de Giorgio Diritti sobre el pintor Antonio Ligabue exprime una tensión emotiva y dramatúrgica totalmente canalizada en la formidable interpretación de Elio Germano
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ficha de la película], proyectada en la competición oficial del Festival Internacional de Cine de Berlín, el sofisticado y siempre sonriente Giorgio Diritti acepta el desafío, del que finalmente sale airoso. Este biopic sobre el pintor y escultor naíf Antonio Ligabue demuestra una tensión emotiva y dramática totalmente canalizada en la formidable interpretación de Elio Germano, el actor italiano más versátil de su generación (basta con recordar el premio que recibió en Cannes en 2010 por su papel en La nostra vita [+lee también:
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ficha de la película]). La dirección de fotografía de Matteo Cocco (premiado en Venecia por su primer trabajo en The Police Officer’s Wife [+lee también:
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ficha de la película], de Philip Gröning) es resplandeciente y vibra con los colores del artista, nacido en diciembre de 1899 y abandonado unos días después por su padre, un joven emigrante de Friuli recién llegado a Zúrich.
Giorgio Diritti nos sumerge inmediatamente en los entresijos de una enfermedad mental sin salida, un nivel de sufrimiento que provoca en Ligabue brotes de violencia y rebeldía durante su etapa infantil y adolescente (interpretado por Leonardo Carrozzo y Oliver Ewy), y que lo condena más tarde al aislamiento y el estigma. En este sentido, la película no aporta nada nuevo. Innumerables directores han explorado la relación entre el arte y la esquizofrenia, la coexistencia entre el genio y la locura. Ligabue, al que vemos bailar imitando sonidos de animales salvajes y manchándose con sus propias pinturas, forma parte de una larga lista de autores como Van Gogh, Bacon o Basquiat. Sin embargo, lo interesante de Volevo nascondermi no es solo la forma en la que se desarrolla esta locura, como si fuera una dimensión alternativa de la vida en contraposición a lo que consideramos "normal", sino la relación de Ligabue con la comunidad que le rodea. La forma en que el protagonista se protege de las emociones y los estímulos del mundo exterior le lleva a establecer conexiones sorprendentes y originales a través del color y la arcilla, creando un nuevo lenguaje expresivo, considerado escandaloso y extraño en su momento. La película nos ayuda a entender cómo este hombre, considerado "lento, incontenible e inmoral", expulsado de Suiza e internado en distintas instituciones hasta acabar viviendo como un salvaje en los bosques del río Po, empleaba su arte como una forma de terapia.
Ligabue sentía una afinidad absoluta por los animales a los que representaba, imitando los sonidos y movimientos de tigres, leones, lobos, bueyes, serpientes, arañas, ciervos, águilas y toros. Tan solo sus amigos llegaron a entender su profunda humanidad, mientras que su relación de amor-odio con su madre adoptiva, Elise, lo llevaron a observar y desear a las mujeres desde la distancia. Diritti muestra a Ligabue vistiéndose en secreto con ropa de mujer, intentando hacerse una idea de su forma femenina. Por otra parte, el beso que nunca llega a darle a su amada Cesarina (Teresa Manfredini) resulta realmente desgarrador. El genio de Ligabue acaba siendo reconocido gracias a un encuentro con el escultor Renato Marino Mazzacurati (Pietro Traldi). Al igual que el propio Ligabue en la vida real, el protagonista de la cinta de Diritti se presenta como un maestro consciente de su propio talento. "Yo soy un artista, ¿tú qué eres?", pregunta a menudo. No obstante, es incapaz de manejar los aspectos más prácticos de su vida, especialmente los financieros. El pintor gasta todo lo que gana en vehículos de época y ropas caras, además de regalar dinero generosamente a todos los que se lo piden.
El metacine irrumpe en escena a través del documental filmado por el periodista y director Raffaele Andreassi (Mario Perrotta) a principios de los años sesenta, y que Diritti incluye en la película. Los ojos de Ligabue, que observan el mundo hostil bajo una capucha en la primera escena de la película, son también los ojos del director, que rompe las barreras entre la pintura, la fotografía, el cine y la comunicación visual contemporánea, estableciendo una relación directa entre los autores que se retroalimentan entre sí en un intercambio infinito. De esta forma, el cine y la pintura vuelven a unirse en su función histórica como vehículos para la transmisión simbólica de las diferentes formas de ver el mundo.
Volevo nascondermi es una producción de Palomar junto a Rai Cinema. La cinta ha recibido el apoyo de la Región de Emilia-Romaña, en colaboración con Coop Alleanza 3.0, Demetra Formazione SRL y Finregg SPA. Rai Com se encarga de las ventas internacionales, mientras que 01 Distribution estrenará la película en cines italianos el 27 de febrero.
(Traducción del italiano)
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