Crítica: Saudi Runaway
por Kaleem Aftab
- BERLINALE 2020: Una mujer saudí sigue las direcciones a distancia de la cineasta suizo-alemana Susanne Regina Meures durante su huida de Arabia Saudí
En Saudi Runaway, proyectada en la sección Panorama de la 70ª edición del Festival de Cine de Berlín, Susanne Regina Meures usa un avatar saudí para contar la historia de las mujeres obligadas a vivir bajo el mandato de los hombres en el Reino de Arabia Saudí. Ese avatar humano es Muna, a quien Meures conoció en un chat de apoyo a mujeres que pretenden escapar del país.
Los textos que aparecen en la pantalla revelan que la película se grabó entre abril y junio de 2019, es decir, cuando las leyes de seguridad saudíes estaban vigentes. Las normas garantizaban que las mujeres sólo podían salir solas del país si contaban con una autorización por escrito de su tutor masculino.
El argumento parece un thriller. Muna graba en secreto su intento de escapar con su smartphone. El plan es salir mediante un matrimonio concertado y, escapar durante la luna de miel en Abu Dabi. Por primera vez, Muna estará en un lugar donde las normas no le impiden viajar sin el consentimiento masculino.
De vez en cuando, habla directamente con “Sue”, porque sabe que los vídeos que graba son enviados a la directora suizo-alemana. La directora y la protagonista se comunican por redes sociales y la película se ha grabado con dos smartphones. La directora tiene experiencia, ya que su película anterior, Raving Iran [+lee también:
crítica
tráiler
ficha de la película] (2016), seguía a dos DJs iraníes que decidieron abandonar el estado autoritario de Irán, donde su música estaba siendo prohibida, y exiliarse en Suiza.
En Saudi Runaway, las limitaciones de la grabación en secreto son evidentes. Muna no es una buena operadora de cámara, y el objetivo de baja calidad tampoco se ve favorecido por la edición, que corta los grandes momentos con matices y estudio del personaje. La directora difumina las caras de la familia de Muna por respeto, en un intento de mantener en secreto su identidad. Aparentemente, su padre abusa físicamente de su hermano menor, y Muna necesita salir de un entorno tan tóxico lo antes posible. Aunque dicha situación puede darse tanto en Arabia como en Zúrich.
No hay grises en esta historia, y parece que la directora ha hecho la película correcta en el momento menos indicado: las leyes de custodia fueron derogadas el pasado mes de agosto, por lo que sería interesante ver si la situación ha cambiado realmente. En lugar de eso, Meures cuestiona los motivos por los que dichas leyes fueron derogadas con un epílogo en forma de texto. Pero, ¿debe haber una razón para derogar las aberrantes leyes que capturan a las mujeres? Parece que está condenando por condenar (y, seamos honestos, Arabia Saudí, al ser un estado paria, es un objetivo fácil).
El documental se desarrolla tal y como uno espera. Es meritorio desautorizar al patriarcado obsoleto, pero hay un componente de sorpresa dramática. Ni siquiera hay mucha tensión en la huida, aunque el pasaporte de Mina esté a punto de caducar. El marido no es un villano, sólo un simpático no-personaje. No es culpa de la directora que hayan surgido preguntas más interesantes desde que Muna buscó asilo. ¿Ha cambiado Arabia Saudí? ¿Las mujeres son más libres ahora? ¿Hubo una estampida en el aeropuerto? Saudi Runaway es un buen título, pero un documental menor.
Saudi Runaway es una producción suiza llevada a cabo por Christian Frei Filmproductions GmbH. Rise and Shine gestiona las ventas internacionales.
(Traducción del inglés)