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PELÍCULAS / CRÍTICAS Irlanda

Crítica: Be Good or Be Gone

por 

- El primer largometraje de Cathal Nally es una prometedora comedia dramática, repleta de sorpresas y diálogos chispones

Crítica: Be Good or Be Gone
Declan Mills (izquierda) y Les Martin en Be Good or Be Gone

Hemos visto el primer largometraje de Cathal Nally, Be Good or Be Gone [+lee también:
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, una comedia dramática con tintes de crimen ambientada en Dublín. En marzo, la película se estrenó en la 18ª edición del Garden State Film Festival en Estados Unidos, donde obtuvo el premio al Mejor Largometraje Internacional. Antes de grabar esta película, Nally trabajó como director y productor en cortometrajes como The Job (2013), Tiger (2012) y Voices (2011).

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La historia de Be Good or Be Gone, escrita por Les Martin (que aquí también ejerce de productor y actor principal) y Paul Murphy, está ambientada en la capital irlandesa en el transcurso de cuatro días y sigue los infortunios de dos primos delincuentes, Ste (Martin) y Weed (Declan Mills), que obtienen una salida temporal de prisión. Ste desea tener una vida mejor para él, su compañera Dee (Jenny Lee Masterson) y su hija de seis años Ellie Mae, mientras que Weed —quizás el personaje más interesante de la película— siente un extraño deseo de conquistar el mundo de la alta costura, a pesar de su pasado delictivo y de su incapacitante adicción a las drogas.

En general, ambos funcionan bien en pantalla: los diálogos son dinámicos y las interpretaciones de los actores son creíbles y contribuyen a retratar los conflictos y miserias de los dos marginados. Al igual que otra película irlandesa estrenada este año, Broken Law [+lee también:
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de Paddy Slattery, la película de Cathal Nally mezcla géneros con naturalidad (comedia, drama, crimen, romance y acción) y gira en torno a una extraña pareja en acción en los distritos suburbanos de Dublín. Sin embargo, Be Good or Be Gone construye una historia completamente distinta y no evita la violencia despiadada. En este sentido, el argumento da un giro decisivo cuando Weed obliga a Ste a tomar parte en un robo a mano armada en una pequeña tienda, liderado por un cómplice psicopático (un cameo breve pero efectivo de Graham Earley). El atraco sale mal puesto que el botín es irrisorio y uno de los dos comerciantes estuvo a punto de morir. Además, un mafioso llamado Braler (Alan Sherlock) y su secuaz aparecen para complicar todavía más la vida de los protagonistas y no temen recurrir al sadismo y a la crueldad.

Por último, es interesante mencionar el trabajo del director de fotografía Stephen C Walsh, que transmite la atmósfera deprimente de los suburbios obreros de Dublín a través del contraste entre las avenidas grises durante la noche y los bloques de apartamentos y patios pálidos a la luz del día. Otro aliciente es la música del compositor Joseph Conlan, nominado al Emmy en dos ocasiones, cuya música original encaja muy bien con el humor de la película. En definitiva, el primer largometraje de Nally es una película prometedora, rica en sorpresas y acentuada por buenos actores y una ligera dosis de humor negro.

Be Good or Be Gone ha sido producida por Les Martin, Cathal Nally, Declan Mills y Cainneach Mac Eoin para la compañía irlandesa Skidaddle Films Ltd.

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(Traducción del inglés)

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