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NIFFF 2020

Crítica: Breaking Surface

por 

- El sueco Joachim Hedén presenta su primera película de género no apta para claustrofóbicos

Crítica: Breaking Surface
Moa Gammel en Breaking Surface

Para su nueva película, Breaking Surface [+lee también:
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, el director sueco Joachim Hedén decidió imponerse un nuevo reto: hacer una película de género que fuese una mezcla entre un juego claustrofóbico de escape y un espacio cerrado submarino. La película, presentada en un estreno internacional en el NIFFF —que optó por una edición excepcional 100 % digital, entre el 3 y el 11 de julio— se grabó en las heladas y evocadoras aguas de las Islas Lofoten, en Noruega, y el enorme embalse ubicado en los estudios de cine Lites de Bélgica.

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Breaking Surface es un thriller acuático con tres protagonistas femeninas (interpretadas por Moa Gammel, Madeleine Martin y Trine Wiggen) que contrasta a la perfección con las nociones tradicionales de “feminidad”, que suelen limitarse al ámbito estéril del binarismo de género, asociando el concepto a la tranquilidad y pasividad. Aunque la acción real empieza cuando las dos media hermanas Ida y Tuva se sumergen en las heladas aguas del norte, la película se toma el tiempo de describir las personalidades de los tres personajes —las hermanas y su madre, con quien tienen una relación complicada— para ayudar al espectador a identificarse con los personajes, algo que aumenta la sensación de terror que experimentamos más adelante.

La pesadilla empieza pocos días después de Navidad, cuando Ida y Tuva (la segunda es buzo profesional de aguas profundas) deciden sumergirse en un remoto fiordo noruego. Para ellas, sumergirse es más que un deporte, es parte de la historia de su familia, algo que une a Tuva a su madre y deja a Ida —que casi dejó que su hermana se ahogara cuando era niña— de lado. Como tal, esta pequeña aventura supone una oportunidad para ellas de compartir una pasión que en ocasiones las ha enfrentado. Aunque prueben sus propios límites juntas, las dos hermanas desean estar cerca. Pero su expedición acuática se convierte en una pesadilla cuando un desprendimiento deja a Tuva atrapada bajo el agua en medio de las oscuras y amenazantes profundidades acuáticas. En este punto, la película se convierte en una carrera contra reloj donde Ida es una especie de heroína dispuesta a hacer cualquier cosa para evitar que su hermana se ahogue (por segunda vez). La hipertermia y las desastrosas consecuencias de tantas inmersiones y ascensos rápidos son riesgos constantes para Ida, al igual que la falta de oxígeno amenaza la supervivencia de Tuva.

Como cualquier película de género que se respeta, Breaking Surface mantiene a los espectadores pegados al borde de sus asientos desde el principio hasta el final, creando situaciones ingeniosas que retrasan constantemente el resultado (positivo o negativo) de la trama. La película, purgada y purificada, como los paisajes que aparecen en las imágenes, obliga a sus protagonistas a explorar sus miedos (que compartimos con terror) al máximo. No hay otros personajes —además de la perra de Tuva, que nos regala una actuación extraordinaria— para distraernos del drama insoportable que está viviendo Ida. Su instinto animal (que no tiene nada que ver con las clasificaciones de género en todas sus formas) parece aumentar con cada segundo que pasa hasta que se convierte en una personificación de la acción. Los espectadores, tentados de huir de esta pesadilla angustiosa pero incapaces de hacerlo, están obligados a enfrentarse a sus propias ansiedades y tendencias voyeuristas en una historia implacable y efectiva. Breaking Surface, una digna representante del fascinante mundo de las películas de género, nos muestra lo mucho que puede ofrecer este ámbito en cuanto a sofisticación formal.  

Breaking Surface es una coproducción entre Noruega (Weggefilms), Suecia (Way Feature Films AB) y Bélgica (Umedia). TrustNordisk gestiona las ventas internacionales.

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(Traducción del italiano)

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