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PELÍCULAS / CRÍTICAS Francia

Crítica: La Nuit venue

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- Con su primer largometraje, Frédéric Farrucci se presenta como un talento muy prometedor gracias a una historia de cine negro original y atmosférica sobre un taxista clandestino en París

Crítica: La Nuit venue
Guang Huo en La Nuit venue

“Yo no tengo papeles ni dinero, sólo deudas”. Desde hace unos años, los investigadores y los medios de comunicación hablan de la “uberización” de la sociedad, ya que las prácticas de la empresa estadounidense homónima han dado lugar a un concepto de organización del trabajo y de subcontratación muy controvertido, que se beneficia de la precariedad de los trabajadores con el pretexto de ofrecer oportunidades de empleo más flexibles. Pero existen estratos aún más bajos, una economía paralela equiparable a una especie de esclavitud moderna devoradora de migrantes clandestinos. Jin, un joven DJ chino obligado a exiliarse por la policía de su país natal, sueña con liberarse de este sistema. Por la noche, en París, conduce un sedán negro, un VTC clandestino propiedad de una mafia a la que debe devolver el importe de su viaje y de su llegada a Francia. El protagonista de La Nuit venue [+lee también:
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ficha de la película
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es un antihéroe que recorre los barrios menos turísticos de la Ciudad de la Luz. El primer largometraje de Frédéric Farrucci, que Jour2Fête estrenó en los cines franceses el 15 de julio, fue premiado en el Festival de jóvenes directores de Saint-Jean-de-Luz (premio al Mejor director y a la Música) y en el Festival de Cine de los Campos Elíseos (premio del Público).

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Desde hace cinco años, la vida de Jin (la revelación Guang Huo, un actor no profesional muy carismático) transcurre entre una rutina implacable: acudir cada noche al garaje de Monsieur Xié (Tien Shue), recoger un vehículo rutilante y un teléfono móvil dotado de una aplicación específica (y geolocalizable en todo momento por el jefe), recorrer la noche parisina, devolver sus materiales de trabajo y volver al barrio suburbano donde comparte una habitación con otros tres chinos clandestinos, y donde esconde el resto del dinero penosamente ganado en la pata de una cama. Unos meses más y Jin habrá cubierto la totalidad de la deuda de su llegada a Europa: será liberado de una mafia cuyas ramificaciones llegan hasta su ciudad natal, cerca de su madre, con quien se comunica por Skype (“—Están muy contentos contigo; —Deja de hablar de ellos como si fuesen mis amigos”). Pero dos acontecimientos van a alterar la situación: un accidente de tráfico eleva la deuda de Jin a cifras vertiginosas y crea un vínculo inesperado con Naomi (Camélia Jordana), una noctámbula (“yo trabajo por la noche, necesito un chófer de confianza”) que también quiere escapar de su complicada vida…

Usando los ingredientes clásicos del cine negro (la banda criminal, la mujer fatal, los golpes de mala suerte, el callejón sin salida, las decisiones arriesgadas para intentar encontrar una salida, etc.), Frédéric Farrucci presenta, a través de la mirada del protagonista mientras recorre París, un universo marginal (y de pobreza) que muy pocas veces se muestra en el cine: una sociedad cruel de explotación del hombre por el hombre. Una inmersión fascinante que demuestra un sentido muy desarrollado de las atmósferas nocturnas esculpidas en la fotografía de Antoine Parouty y aligeradas por la música compuesta por Rone. Con La Nuit venue descubrimos a un director a seguir de cerca.

La Nuit venue ha sido producida por Koro Films. WTFilms gestiona las ventas internacionales.

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(Traducción del francés)

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