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VENECIA 2020 Giornate degli Autori

Crítica: Oasis

por 

- VENECIA 2020: En su segundo largometraje, el director serbio Ivan Ikić revisa su enfoque de Barbarians, pero esta vez opta por un contexto mucho más complejo

Crítica: Oasis
Marijana Novakov, Valentino Zenuni y Tijana Marković en Oasis

El director serbio Ivan Ikić fue reconocido a nivel internacional cuando su primer largometraje, Barbarians [+lee también:
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, estrenado en la sección East of the West de Karlovy Vary en 2014, obtuvo una Mención Especial. La película consistía en una mirada naturalista a los aficionados ultras del fútbol serbio, con actores no profesionales que interpretaban personajes similares a los suyos. En Oasis [+lee también:
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, que acaba de estrenarse en la Giornate degli Autori del Festival de Cine de Venecia, Ikić adopta el mismo enfoque en un contexto mucho más complejo: una institución para jóvenes con necesidades especiales.   

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Dividida en tres capítulos, cada uno con el nombre de los tres personajes principales, la película empieza con un reportaje del estilo de un noticiero sobre la institución, establecida fuera de Belgrado en 1969. A medida que avanza hacia el primer capítulo, titulado “Marija”, vemos a la adolescente del mismo nombre (interpretada por Marijana Novakov) llegar al centro en compañía de la conserje, Vera (la actriz eslovena Maruša Majer). Pronto se hace amiga de otra chica, Dragana (Tijana Marković), y se acerca a Robert (Valentino Zenuni), un chico tranquilo que ayuda en la cocina. Robert nunca habla y aunque podríamos considerarlo un tipo fuerte y silencioso, se desliza por la institución con la facilidad de un monje budista y parece poseer una personalidad magnética para las dos chicas.

Se forma un triángulo amoroso y pasamos al capítulo de Dragana, después de su agresión a la recién llegada debido a un ataque de celos. El romance es un drama para estos jóvenes, y su interpretación fatalista convierte cada conflicto en un asunto de vida o muerte. Embarazos, reales o imaginarios, así como violencia y autolesiones, desempeñan un papel importante en un contexto como este, y los tres hacen un pacto de suicidio puesto que la institución no les permitirá estar juntos. Cuando llegamos al capítulo de Robert, donde también nos familiarizamos con el conserje del pabellón de chicos, interpretado por el actor croata Goran Bogdan, la situación va más allá del simple melodrama adolescente.

La película de Ikić se basa en un concepto sólido, en lugar de actores reales que podrían interpretar los matices emocionales. En cuanto a la narración, usa puntos suspensivos y cuenta con el espectador para llenar los espacios en blanco. Sólo hay una escena clave donde los tres tienen que hacer una actuación sustancial, y es ejecutada de maravilla, ya que Ikić confía en la iluminación sombría y el manejo de cámara naturalista de Miloš Jaćimović.

Pero naturalista de ninguna manera significa simple. En el primer capítulo, la cámara y el sonido son subjetivos y colocan a Marija en el papel principal, guiando al espectador hacia la compleja narrativa. En la segunda, el espectador siente que conoce desde siempre a Dragana, mientras que en el tercer capítulo, el enfoque es bastante objetivo, ya que vemos a Robert desde la perspectiva de los dos conserjes. Representa el punto de vista de la sociedad y no es agradable.

Sin embargo, Ikić se aleja de grandes declaraciones, como hizo en Barbarians. No cuesta imaginar que, en Serbia, no ha cambiado la situación de este sector de la sociedad en 50 años, y el director limita su objetivo a pasar casi imperceptiblemente del reportaje del principio a la historia de la película. Se centra en las vidas de los protagonistas y en sus contextos.  

Oasis es una coproducción entre la compañía serbia Sense Production, la eslovena Tramal Films, la holandesa KeplerFilm, la francesa Les Films d’Antoine y la bosnia SCCA/Pro.ba. La compañía griega Heretic Outreach gestiona las ventas internacionales.

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(Traducción del inglés)

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