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ROMA 2020

Crítica: El brindis

por 

- Laurent Tirard firma una comedia de autor, irónica, inteligente y con vocación popular, que avanza al ritmo del flujo de conciencia de su protagonista

Crítica: El brindis
Benjamin Lavernhe (derecha) y Kyan Khojandi en El brindis

Imagina una novia que está en proceso de dejarte y no responde a tus mensajes, una cena familiar aparentemente interminable y un futuro cuñado que te pide que pronuncies un discurso en su boda, cuando lo que menos te apetece es hablar en público. Esto es exactamente lo que le ocurre en el transcurso de una noche a Adrien, de 35 años, que se encuentra en medio de una crisis existencial en El brindis [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
, la nueva película de Laurent Tirard. Se trata de una comedia que avanza al ritmo del flujo de conciencia de su protagonista, que rompe la cuarta pared y ofrece una puesta en escena salvaje y fantasiosa basada en los temas universales de la familia, el amor y la búsqueda de nuestro lugar en el mundo.

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Sobre el papel, era una apuesta arriesgada, pero se trata de uno de los títulos de la Sección Oficial de Cannes 2020 proyectado en la 15ª Fiesta del Cine de Roma. La película está basada en la novela homónima del célebre dibujante de cómics francés Fabrice Caro, un texto introspectivo y carente de estructura, aparentemente imposible de trasladar a la gran pantalla. Sin embargo, Tirard, que también escribió el guion, lo lleva a cabo con gran aplomo, logrando reunir un excelente reparto en el proceso. Los monólogos recitados directamente a cámara, las conversaciones durante la cena, una voz en off, los flashbacks y las proyecciones psicológicas se intercalan de forma fluida para transmitir el caótico estado mental de Adrien (Benjamin Lavernhe), mientras se sienta a cenar con su madre (Guilaine Londez), su padre (Francois Morel), su hermana Sophie (Julia Piaton) y su cuñado Ludo (Kyan Khojandi).

Han pasado 38 días desde que la novia de Adrien, Sonia (Sara Giraudeau), decidió pausar su relación, sin dar ninguna explicación. Apenas unas horas antes de ir a cenar a casa de sus padres, Adrien rompe el silencio y le envía un mensaje de texto… No recibe respuesta. Mientras los otros comensales charlan sobre las ventajas de la calefacción de suelo radiante, Adrien no puede pensar en nada más que en su maldito teléfono móvil, que se niega a sonar. Lo único que consigue distraerlo momentáneamente de sus pensamientos sobre Sonia es la petición de su futuro cuñado de dar un discurso en su boda ("hazlo por tu hermana, la haría muy feliz"), sumando otro motivo de ansiedad desenfrenada que provoca que se ahogue con la pata de cordero de su madre. Para que el lector se haga una idea de las pocas ganas que tiene Adrien de dar un discurso, el protagonista empieza a fantasear con la muerte del prometido, lo que le proporcionaría una vía de escape. Mientras tanto, incapaz de eludir sus obligaciones, Adrien sufre decidiendo qué palabras debe emplear e imagina su "actuación". Esto se convierte en una oportunidad para repensar su vida, su relación con su hermana, sus propios defectos sentimentales y la hipocresía de las relaciones familiares, provocando un auténtico examen de conciencia.

El brindis es una comedia de autor con vocación popular, que sorprende por sus planteamientos excéntricos y teatrales. Por ejemplo, la decisión de asignar a cada uno de los personajes un intérprete de la ONU para ilustrar su incapacidad para comunicarse. Adrien es torpe y neurótico; un hipocondríaco con el corazón roto que solo piensa en sí mismo. Puede resultar irritante, pero acabamos empatizando con él debido a su humanidad y su honestidad descarada, mientras se guarda bajo la manga sus debilidades y actitudes mezquinas. Todo esto, acompañado por una sutil sensación de melancolía que aporta profundidad a la historia y logra conectar con el espectador.

Producida por Les Films sur Mesure, Le Pacte y France 2 Cinéma, las ventas internacionales de El brindis corren a cargo de Charades.

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(Traducción del italiano)

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