Crítica: Ons
por Cristóbal Soage
- La última película de Alfonso Zarauza muestra la madurez de un director que mantiene con pulso firme el frágil equilibrio de una historia llena de agudas aristas y oscuros misterios
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ficha de la película], la película dirigida por Alfonso Zarauza en la que Lola Dueñas brillaba en la piel de una aguerrida mujer, capaz de sobresalir en un mundo de hombres impulsada por su instinto de supervivencia. El cineasta gallego vuelve con Ons [+lee también:
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ficha de la película], una historia radicalmente distinta, que el 17° Festival de Cine Europeo de Sevilla acoge en su sección Historias Extraordinarias. El conflicto social y el deseo de retratar la crudeza de una realidad laboral presentes en su anterior cinta, mutan aquí en un drama dolorosamente intimo con ambición por trazar un riguroso estudio sobre las emociones humanas. La isla del título sirve como catalizador de estas complejas emociones y, al mismo tiempo, como escenario ideal para una serie de perturbadores misterios que asfixian los cuerpos y las mentes de los personajes.
Al principio seguimos la historia de una pareja en crisis. Vicente y Mariña (excelentes Antonio Durán “Morris” y Melania Cruz) viajan a la isla de Ons para descansar y tratar de recomponer una relación en peligro y lastrada por el paso del tiempo y sus efectos. Los primeros minutos pueden hacer pensar que no estamos viendo nada nuevo, son numerosas las películas que hablan del fin del amor en un lugar idílico. Pero a medida que descubrimos el espacio que acoge a los personajes y sus peculiaridades, entendemos también que la película quiere ir mucho más allá de lo que podíamos imaginar. Poco a poco elementos menos ordinarios van apareciendo en escena. Desde el faro, su poder omnipresente y el efecto que ejerce sobre sus habitantes, pasando por el paisaje y el clima isleños, hasta llegar a la misteriosa mujer que aparece empapada en la playa a punto de ahogarse. No hace falta explicar demasiado de todo esto, solo decir que la película juega sin enseñar nunca todas sus cartas, y esto nos obliga a querer saber más, a permanecer atentos y a plantearnos preguntas cuyas respuestas Zarauza se niega a revelarnos completamente.
Es probable que el éxito de Ons resida en ser capaz de sugerir sin desvelar, pero también en el dominio del espacio que el director demuestra. Zarauza se apropia de la particular geografía del lugar, plasma con precisión cómo esta condiciona la psique de sus personajes y, finalmente, consigue traspasar la frágil línea que separa realidad y ficción, trufando un relato muchas veces extraordinario de matices que hablan de la esencia más profunda de un lugar real y con historia propia.
Es difícil encontrar defectos en una película en la que también queda patente la huella de su coguionista, Jaione Camborda. Algunos de los personajes que deambulan por Ons parecen escapados de Arima [+lee también:
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ficha de la película], la estupenda ópera prima de la cineasta. Digno de mención es también el trabajo del reparto. A la ya mencionada pareja protagonista, se le suma un puñado de intérpretes reconocido en el panorama audiovisual gallego, que aquí dota de carisma y atractivo a un grupo humano con el que no todos querríamos compartir estancia en una pequeña isla atlántica. Es probable que haya espectadores poco pacientes a los que les cueste entrar en el juego que la película propone. O quizás existan paladares demasiado exquisitos que no verán satisfechas todas sus exigencias. En todo caso, no es osado afirmar que hay un público ahí fuera que acogerá con entusiasmo el último trabajo de Zarauza, un público cada vez más acostumbrado a degustar nutritivas delicatessen cinematográficas procedentes de un recóndito rincón al suroeste de Europa.
Ons es una producción de la gallega Maruxiña Film Company y la portuguesa Bando à Parte.
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