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BERLINALE 2021 Competición

Crítica: El perdón

por 

- BERLINALE 2021: Los directores iraníes Maryam Moghaddam y Behtash Sanaeeha firman una historia perfectamente narrada sobre profundos problemas emocionales y dilemas éticos

Crítica: El perdón
Maryam Moghaddam y Alireza Sanifar en El perdón

La actriz, guionista y directora iraní Maryam Moghaddam ha escrito y dirigido El perdón [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
, presentada en la competición de la Berlinale, junto a Behtash Sanaeeha, tras haber colaborado anteriormente en dos películas. Ella es la estrella de la película, y su increíble interpretación impulsa esta intrincada historia sobre la inocencia, la culpa, la redención y el perdón.

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Moghaddam interpreta a Mina, una mujer cuyo esposo, Babak, fue condenado a muerte por asesinato y ejecutado un año antes del inicio de la historia. Mina trabaja en una fábrica de envasado de leche y se ocupa de su hija de siete años, Bita (Avin Purraoufi), una niña sorda pero enérgica y muy inteligente. Un día, Mina y el hermano de Babak (Pourya Rahimisam) son convocados en el juzgado para informarles de que ha habido un error: el verdadero asesino ha reconocido el crimen, por lo que la ejecución de Babak fue injusta, y serán “compensados por el valor de un hombre adulto”.

Ambos están conmocionados, pero cuando Mina vuelve en sí, decide que el dinero no es suficiente, publicando un anuncio en el periódico para pedir una disculpa pública y borrar la mancha del nombre de su esposo. El hermano de Babak, por su parte, la advierte de que su padre la demandará por ser una madre incompetente, insinuando que quiere una parte del dinero.

Un día, un visitante inesperado aparece en su puerta. Se trata de Reza (Alireza Sanifar), un hombre que dice ser amigo de Babak, al que le debía un dinero que ahora quiere devolverle a Mina. Sin embargo, cuando Mina y Bita son desalojadas de su piso, precisamente por dejar entrar a un hombre sin parentesco en su casa, Reza también les ofrece una solución: decide alquilarles un piso por poco dinero.

Nunca estamos seguros de lo que impulsa a Reza a ser tan generoso, pero su lenguaje corporal y su comportamiento cuando está con Mina indican que es algo más que el duelo. Gradualmente, los dos estrechan lazos, lo que genera muchos problemas para ambos, e incluso algunas consecuencias trágicas.

Por una parte, la película vuelve a explorar un territorio familiar cuando se trata de la sociedad iraní: la posición de las mujeres y los privilegios masculinos, la sharia, las instituciones burocráticas y los trabajos deshumanizantes. No obstante, también trata temas mucho más importantes y universales como el dolor, la maternidad, la necesidad de justicia, la culpa, la redención y el perdón.

A nivel formal y visual, se trata de una película simple, incluso minimalista. El director de fotografía Amin Jafari aprovecha la arquitectura de fondo, especialmente puertas y ventanas, para componer los encuadres, a menudo buscando la simetría. Los espacios habitables aparecen totalmente despejados, mientras que las instituciones se muestran asépticas y con una cruel falta de interés. Si a esto le sumamos la ausencia de una banda sonora musical y un diseño de sonido discreto, tenemos el terreno perfecto para explorar los complejos dilemas éticos que presenta el intrincado guion.

Varias escenas emotivas golpean al espectador con fuerza, y aumentan a medida que la película se acerca a su final. El último plano de la obra, en el que vemos a una vaca blanca en el patio de una prisión, con hombres y mujeres alineados en muros opuestos, es tan intensa que ni siquiera hay que tener en cuenta la metáfora del título, aunque esta tiene su base en la tradición islámica y la sharia.

Todos los actores ofrecen un trabajo excelente, pero Moghaddam es simplemente magnífica. Su papel de mujer común, preocupada, nerviosa e insegura, que revela ser todo lo contrario, está construido a través de una emoción contenida. Por eso, cuando estalla en un grito sordo al escuchar que su esposo fue asesinado injustamente, logra un efecto devastador.

El perdón es una coproducción entre la iraní FilmSazan Javan y la francesa Caractères Productions. Totem Films, con sede en París, gestiona los derechos internacionales.

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(Traducción del inglés)

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