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BERLINALE 2021 Panorama

Crítica: All Eyes Off Me

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- BERLINALE 2021: La liberación es difícil en el segundo largometraje de Hadas Ben Aroya, tan arriesgado como tierno, proyectado en Panorama

Crítica: All Eyes Off Me
Elisheva Weil en All Eyes Off Me

Si hay algo que la nueva película de Hadas Ben Aroya, All Eyes Off Me [+lee también:
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(presentada en la sección Panorama de la Berlinale), logra capturar realmente bien, es la diferencia entre intentar liberarse y conseguirlo realmente. Los personajes que muestra en la película pueden ser jóvenes, envueltos en ese maquillaje con purpurina al estilo Euphoria, pero ya lo han probado todo, y su verdadera presión es justamente esa: aceptar todo lo que se presente ante ellos. Cualquier fantasía sexual, cualquier secreto que su pareja decida compartir de repente, y si las dudosas expresiones faciales tardan en alcanzar a las palabras cuidadosamente escogidas, que así sea. Al final, todo llegará. Mientras tanto, la purpurina ayuda.

La directora israelí opta por dividir la historia en tres capítulos: escenas sueltas de personas interactuando, a veces diciendo lo que realmente piensan, y otras simplemente siguiendo el “flow” (si los jóvenes de hoy en día todavía hablan así). Una de estas escenas involucra a Danny (Hadar Katz), embarazada de Max (Leib Lev Levin), quien acaba de comenzar una relación con Avishag (Elisheva Weil). Max procede a contárselo todo a Danny en una fiesta, porque molan. Todo el mundo quiere molar, todo el tiempo, y lo más bajo que puedes caer es cuando te pones a espiar la cuenta de Netflix de tu ex, preguntándote por qué ya no está viendo lo nuevo de Baumbach. Lo cual, hay que reconocer, es una excelente idea.

Luego está Dror (Yoav Hait), un hombre mayor que a veces le pide a Avishag que cuide de su perro, hasta que un día la encuentra dormida en su cama. Es todo un lío, como la letra de Frances And Her Friends (“Conozco a un tipo llamado Joey, Joey va con Moey, Moey va con Jamie y Jamie va con Sadie"). Sin embargo, una vez que el oído se acostumbra a frases como "nos conocimos y conectamos", se hace evidente que Ben Aroya ha hecho una película muy disfrutable, con actores que se muestran cómodos frente a la cámara y entre ellos, por lo que resulta imposible no relajarse un poco. La cineasta también revela la vulnerabilidad que sus personajes no logran ocultar, especialmente cuando se trata de los hombres, tan asustados por reconocer que quizás también se sienten atraídos por otros chicos, o avergonzados por su cuerpo desnudo. Hay una escena en particular que provoca algo de vergüenza ajena, no solo por esa combinación entre una mujer joven y un hombre mucho mayor (algo que ya no aceptamos), sino por la total indefensión de Dror, por lo que estamos tentados a taparnos la cara hasta que todo termine. Lo que debería ser tierno resulta muy incómodo, lo cual es interesante.

Lo mismo podría decirse de la forma en que la película explora el deseo sexual, ya que, al parecer, las fantasías no siempre están hechas para convertirse en realidad. Avishag dice que quiere que la golpeen durante el sexo. Quiere que lo hagan en serio, ya que “es peor asfixiar sin ganas que no hacerlo en absoluto”. Puedes planificar todo el escenario y los detalles, pero no tu reacción. Lo que debería ser satisfactorio resulta muy incómodo. Y eso también es interesante.

La cinta israelí All Eyes Off Me es una producción de la propia directora junto a Maayan Eden. Best Friend Forever se encarga de las ventas internacionales.

(Traducción del inglés)

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