10/03/2021 - El pedagógico documental dirigido por Karolina Markiewicz y Pascal Piron muestra un conmovedor vistazo a la percepción del Holocausto entre los jóvenes

16 de octubre de 1941. Detenidos en la Abadía de Cinqfontaines, único centro de internamiento de los judíos en Luxemburgo durante la Segunda Guerra Mundial, 323 ciudadanos de origen judío fueron deportados a Łódź, en Polonia. Sólo 12 volvieron. Antes de la ocupación, el país contaba con unos 3.500 ciudadanos judíos. Algunos huyeron a Portugal, dos tercios perdieron la vida.

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ficha de la película], presentado en el 11º Luxembourg City Film Festival, parte de un hecho concreto (la primera ola de deportación de judíos de Luxemburgo) pero, aunque posee las características de un reportaje histórico, no lo es. La intención reside más bien en la presentación de una reflexión intergeneracional de fuerte contenido pedagógico. El espectador asiste a la toma de conciencia política e histórica del impacto de la Shoah en tres jóvenes que han experimentado un trauma que, sin ser equivalente a los horrores del Holocausto, es comparable.

Christina Khoury, de 20 años, refugiada siria que llegó a Luxemburgo en 2013 y que acaba de obtener la nacionalidad; Dean Sechadeck, un estudiante de 17 años, militante por los derechos LGBTQ y cuya infancia fue difícil; y, por último, Chadon Tina Marie Yapo, de 20 años, que huyó de Costa de Marfil en plena crisis postelectoral. Son guiados por Claude Marx, expresidente del Consistorio israelita de Luxemburgo. Cuando tenía ocho años, este hombre pasó meses escondido en un granero para evitar la deportación. Además, fue su asociación, MemoShoah, quien propuso a los directores, Karolina Markiewicz y Pascal Piron, este proyecto de documental que intenta cuestionar la forma en que se escribe la historia.  

Del campo de Auschwitz al Memorial de Berlín, pasando por el Museo Polin, situado en la zona donde se encontraba el antiguo gueto de Varsovia, el pequeño grupo de “testigos vivos” atraviesa Europa para cuestionar el antisemitismo y la responsabilidad cívica de todo el mundo. En esta empresa, Marx es el intermediario: durante el viaje, organiza encuentros con supervivientes a quienes los estudiantes plantean preguntas. Entre los momentos importantes, se encuentran los debates con Marian Turski, gran historiador y periodista polaco deportado a los 17 años; o con Halina Szpilman-Grzecznarowski, exprisionera de los campos de Sachsenhausen y Buchenwald: la esposa de Władysław Szpilman, el compositor que inspiró a Roman Polanski para su película El Pianista [+lee también:
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ficha de la película] (2002).

Los jóvenes son grabados junto a los supervivientes con mucha deferencia, y Claude Marx se impone como un humilde mentor. El hombre intenta explicar lo inexplicable, con pocas palabras y una moderación que despierta admiración: es el principal valor añadido de la película. Si el espectador descubre en él a un excelente pedagogo, es más bien por la admiración con la que observa a sus “pequeños alumnos”, que resulta conmovedora.  

Por ejemplo, cuando el grupo se enfrenta a actos homófobos en las calles de Varsovia, las reacciones son vehementes: los estudiantes comparten su asombro, su consternación. Junto a los militantes polacos indefensos, los jóvenes explican que quieren desempeñar un papel activo en una sociedad más justa e inclusiva. Por su sola presencia, Claude Marx encarna el vínculo entre el pasado y el presente, como un vigilante que recuerda, incansable, que los horrores de la historia terminan siempre por repetirse…

Les témoins vivants ha sido producida y será distribuida por Paul Thiltges Distributions.

(Traducción del francés)