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PELÍCULAS / CRÍTICAS Eslovaquia

Crítica: The Sailor

por 

- El primer largometraje documental de Lucia Kašová narra la historia de una persona extraordinaria que vivió su vida según sus propios términos y acabó en plena soledad

Crítica: The Sailor

En su primer largometraje documental, The Sailor [+lee también:
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, que ha tenido su estreno mundial en Hot Docs, la directora eslovaca Lucia Kašová narra la historia de un ser humano extraordinario que acaba viviendo en soledad los últimos años de su ilustre vida.

Conocemos al protagonista, Paul Johnson, de 80 años, mientras vive en su pequeño bote, Cherub, anclado frente a la isla de Carriacou en el Caribe Sur. Solo con mirarlo, difícilmente podríamos adivinar que hace tiempo fue un famoso diseñador de barcos. Es un anciano con ojos de niño, que sigue una dieta a base de cerveza y vodka, con un cuerpo tan gastado como su embarcación.

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Kašová presenta la película como una biografía, y la mayor parte está filmada en el Cherub. Las imágenes de Johnson bebiendo y tratando de lidiar con los numerosos problemas del barco, incluido un motor averiado, van acompañadas de su propia voz en off, que cuenta la historia de su vida. El hombre nació en un barco y tuvo una hermana gemela, que murió cuando los alemanes bombardearon su escuela (aunque nunca llega a decir exactamente dónde sucedió esto). Descubrimos que es un ciudadano honorario de Shetland, y se considera a sí mismo un “shetlander”, ya que es "el único lugar del que no ha sido expulsado".

Johnson ha cruzado solo el océano Atlántico 40 veces, e incluso patentó un pequeño bote que puede soportar estas condiciones. Ha tenido muchas esposas, que pasaron a su lado aproximadamente una década, antes de decidir que ellas y sus hijos necesitaban una vida normal. Johnson no las culpa, pero cree que no tuvo otra opción. Esta relación entre el egoísmo y la libertad es el tema central de la película, algo que se vuelve dolorosamente claro cuando lo vemos llorar mientras observa fotos antiguas.

Cuando Johnson no está en su barco, lo vemos comprando alcohol, tratando de conseguir que algún vecino lo ayude a arreglar el motor o bebiendo por la noche en un bar de la playa. Paralelamente, la radio anuncia un aviso de huracán y la construcción de un nuevo hipermercado en la isla. El mundo está cambiando, mientras Johnson se queda atrás, "aferrado a un trozo de hojalata", tal y como anota con letra temblorosa.

La cámara del director de fotografía Martin Jurči siempre se mantiene cerca del protagonista, y llegamos a conocer de forma íntima su cuerpo arrugado y tembloroso, su cabello rubio y rizado (cada vez más blanco), y sus ojos azules y apagados, en los que se ahogan los restos de una curiosidad infantil a causa de los efectos del alcohol.

La belleza de este paraíso caribeño está presente a lo largo de la película, pero Kašová solo la aprovecha de forma funcional, sin aferrarse demasiado a las magníficas puestas de sol, la exuberante vegetación o el mar azul. Se trata de una decisión acertada, ya que el espectador necesita pasar tiempo con Johnson en su hábitat natural, un espacio oxidado y destartalado, para poder empatizar con el protagonista y su escandalosa historia de vida. Al principio de la película, cuando vemos sus camisas ordenadas en perchas dentro de la cabina, esta se convierte en una imagen inesperada, ya que, en ese momento, tan solo lo percibimos como una especie de vagabundo. Sin embargo, al final del documental nos damos cuenta de que se aferra a su pasado porque el presente no tiene nada que ofrecerle. "Nunca pensé que viviría tanto tiempo".

The Sailor es una producción de la compañía de Bratislava Toxpro.

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(Traducción del inglés)

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