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CANNES 2021 Semana de la Crítica

Crítica: Plumas

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- CANNES 2021: Omar El Zohairy se lleva el Gran Premio a la mejor película de la Semana de la Crítica con esta comedia absurda que transforma a un padre adepto del sistema patriarcal en un pollo

Crítica: Plumas

El cortometraje de 2014 de Omar El Zohairy The Aftermath of the Inauguration of the Public Toilet at Kilometer 375 fue el primer trabajo egipcio en competir en la Cinéfondation del Festival de Cannes. Ahora regresa a la Croisette con su nuevo trabajo, Plumas [+lee también:
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, que despliega su todo su plumaje en la Semana de la Crítica. Ha ganado el Gran Premio Nespresso a la Mejor Película en la sección paralela dedicada a los realizadores que presentan su primera o segunda película (leer aquí).

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Feathers es una comedia absurda e inexpresiva. Empieza como si fuera un drama social realista, uno de esos en los que el contexto polvoriento y descuidado en el que se desarrolla la acción y donde los personajes son anónimos subraya el hecho de que la historia en cuestión podría tener lugar en cualquier momento y en cualquier lugar, o directamente no tener lugar. Nos imaginamos que estamos en Egipto simplemente por el tipo de árabe utilizado. La cámara mantiene la distancia y recoge las idas y venidas en un hogar en el que el padre patriarcal busca los elogios por cada cosa que hace y en el que la mujer lava los platos en un pequeño cuarto donde hay marcas en las baldosas. Los personajes los interpretan actores no profesionales. El limitado movimiento de la cámara y la inexpresiva sensibilidad parecen europeos, al estilo de Aki Kaurismäki. La música es optimista y sirve para recordar el trabajo de Youssef Chahine en Estación central. Este trabajo es un crisol de estilos, lo cual encaja perfectamente en una obra sobre transformaciones. Y a partir de ese punto se torna en una comedia. Siguiendo los pasos de The Unknown Saint [+lee también:
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, de Alaa Eddine Aljem, y el trabajo de Elia Suleiman, queda claro que Cannes tiene predilección por el humor inexpresivo árabe.

La monotonía de la vida queda interrumpida cuando los progenitores organizan una fiesta de cumpleaños para su hijo de cuatro años. La gente baila y se contrata a varios magos para que animen el evento. Estos piden al autoritario patriarca que se meta en una caja y, por arte de magia, lo convierten en una gallina blanca. El problema es que son incapaces de devolverlo a su forma original. Hay un guiño a Master i Margarita de Mikhail Bulgakov en la mezcla de elementos sobrenaturales y comedia negra.

La mujer afronta el reto de ser quien traiga el pan a casa por primera vez en su vida. Y por si eso no fuera suficientemente difícil, debe pagar el alquiler porque su marido no estaba al corriente de pagos de todos los recibos. Sin embargo su gran duda es cómo tratar a la gallina: está claro que no lo hará como se trata al burro en Al azar de Baltasar, de Robert Bresson. La mujer está decidida a cuidar a su marido convertido en gallina, incluso a darle de comer cereales en la cama de matrimonio, y empieza a darse cuenta de que el animal es más agradecido incluso que su marido.

Conforme va avanzando, el metraje se centra en el lugar que ocupa la mujer en el mundo laboral y en la sociedad. Una fábrica que hasta entonces se había negado a contratar mujeres cambia su política. La esposa entra muy apocada y apenas habla, pero tendrá que cambiar. El Zohairy narra todo esto sin que se tambaleen la estructura y el ritmo. Las recompensas llegan en forma de momentos hilarantes por cómo los personajes abordan las situaciones. Si bien no podemos cacarear todo (si se me permite), queda claro que la visión del director es decididamente única en este adorable y bien elaborado debut de un talento al que seguir la pista, y además ahora ganador de un premio en Cannes.

Plumas es una coproducción entre Francia, Egipto, Países Bajos y Grecia en manos de Still Moving, y coproducida por Film Clinic, Lagoonie Film Production, Kepler Film, Heretic y Verona Meier. Sus ventas internacionales las gestiona Heretic Outreach.

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(Traducción del inglés por Marcos Randulfe)

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