Crítica: La fotógrafa de Monte Verità
por Giorgia Del Don
- La esperada película de Stefan Jäger, filmada en Tesino en 2020 con el apoyo de la Ticino Film Commission, llega a la Piazza Grande de Locarno
El director suizo cuenta con muchos detalles la historia de una comunidad naturista establecida en la cima de la montaña que da nombre a la película, pero se permite la libertad de enfocarse en un personaje ficticio: Hanna Leiter (interpretada por Maresi Riegner), la supuesta primera fotógrafa que nos ofreció las pocas imágenes que tenemos de la legendaria utopía suiza.
Centrarse en la comunidad de soñadores que convirtieron Ticino en el primer paraíso, mucho antes de que los hippies conquistaran el mundo, no es un hito menor. Se ha dicho mucho sobre esa época legendaria en la historia de Suiza, pero nadie se ha atrevido a retratarla como debió haber sido. Consciente de las implicaciones relacionadas con dicho esfuerzo, Stefan Jäger tuvo la sensación, como él mismo explica, de compartir responsabilidad con un grupo considerable de colaboradores, que también incluía a historiadores y que contribuyeron a que la película no se perdiera en la especulación sin sentido: “sabiendo que sólo podemos contar historias desde nuestra perspectiva propia e individual, confié en la inteligencia de mi enjambre de compañeros para contrastar mi punto de vista”.
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ficha de la película], una obra de ficción más que un documental, proyectada en la Piazza Grande de Locarno, se convierte en un personaje imaginario para hablar de la condición más amplia de las mujeres a principios del siglo XX, atrapadas entre las obligaciones conyugales y el abuso social. Como explicó el propio director, a través de la historia de su personaje principal, Hanna Leitner –una joven madre de clase media alta de Viena que busca refugio en la comunidad progresista Monte Verità, para poder volver a respirar, literalmente–, Jäger intenta “entender la resistencia interna y externa que una mujer debió haber enfrentado en esa época, si quería seguir su propio camino”. Tomando como punto de partida la vida anterior de Hanna, encerrada en su suntuosa residencia vienesa mientras ayuda a su marido fotógrafo, que padece continuos ataques de pánico denominados “asma”; la película pronto se centra en las vistas de la montaña de Ascona, a donde ella escapa para alcanzar a su psicoanalista progresista y poco convencional (Dr. Otto Gross, el padre de la denominada “psicosexología”). Aquí, Hannah conoce a una serie de intelectuales bohemios reales, como el joven escritor Hermann Hesse (Joel Basman), la bailarina y coreógrafa Isadora Duncan, la fundadora de la comunidad y pionera en los derechos de las mujeres, Ida Hoffmann (Julia Jentsch), y la misteriosa Lotte Hattemer (Hannah Herzsprung). Después de una reticencia inicial, la protagonista logra saborear la alegría asociada a la libertad sin límite, mientras se dedica a su pasión “prohibida”: la fotografía.
Evitando muchos de los clichés que suelen arruinar la historia de la famosa y pionera comunidad suiza –nudismo, libertad sexual, prácticas esotéricas–, Stefan Jäger permanece en la esfera de lo razonable. El vestuario de la película, el decorado natural y el diálogo se ajustan bastante a la realidad histórica y evitan cargar la película con banalidades inútiles. Es cierto que Monte Verità exagera el melodrama en torno a la protagonista, dividida entre la maternidad y la libertad. Pero, sus reacciones y ataques de pánico, que ahora podrían confundirse con ingenuidad, eran algo cotidiano para muchas mujeres de su época. En resumen, La fotógrafa de Monte Verità es una película coherente que abre una ventana realista pero ficticia hacia una comunidad que merece ser famosa más allá de las fronteras de su Suiza natal.
La fotógrafa de Monte Verità es una coproducción entre Suiza, Austria y Alemania por medio de Tellfilm (productora principal), KGP Filmproduktion, Coin Film, MMC Movie Köln, RSI Radiotelevisione svizzera y blue. The Playmaker gestiona las ventas internacionales.
(Traducción del italiano)