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KARLOVY VARY 2021 East of the West

Crítica: Runner

por 

- El segundo largometraje del lituano Andrius Blaževičius, estrenado a nivel mundial en Karlovy Vary, es un examen que deja sin aliento sobre los límites del amor, la libertad y el sacrificio

Crítica: Runner
Žygimantė Elena Jakštaitė en Runner

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(2019), alcanzase relativo éxito (se estrenó en Busan y tuvo muy buena acogida en taquilla), Andrius Blaževičius regresa con Runner [+lee también:
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, que se ha estrenado a nivel mundial en la sección East of the West del Festival Internacional de Karlovy Vary. Los tropos sociales y realistas que caracterizaron su primer largo siguen estando muy presentes, si bien el director lituano expande su campo de visión y presenta un mundo ligeramente más desequilibrado con pinceladas de realismo mágico.

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El dorsal principal de la carrera lo lleva Maria (Žygimantė Elena Jakštaitė, una de las estrellas emergentes del año para EFP - leer aquí la entrevista), cuyo novio, Vytas (Marius Repšys), parece haber desaparecido tras haber sufrido una crisis mental. Maria se echa a las calles de Vilnius para encontrarlo, y va de un sitio para otro. Utiliza las redes sociales y recurre a los amigos, pero no termina de encontrar a su media naranja. Conforme se va poniendo nerviosa, empieza a preocuparse sobre lo que podría llegar a hacer Vytas. Sin embargo a lo largo de la intensa jornada los caminos de ambos llegan a cruzarse y Maria debe haber frente a los límites de su amor por Vytas y debe cuestionarse cuánto debe sacrificarse por él.

En un principio todo apunta a que nunca llegaremos a conocer el paradero de Vytas, y Runner se adentra en un territorio en el que explora nociones absurdas como por qué la gente intenta continuamente perseguir algo que en el fondo es intangible, una especie de “Esperando a Godot”. Pero los fugaces momentos en los que Vytas se incorpora a la narración a mitad del metraje se convierten en un tratado acerca de cómo tendemos a difuminar las líneas entre la felicidad y la abnegación. Vytas y Maria están muy lejos de la definición de una “pareja feliz” y ambos se enfrentan a un sinfín de cuestiones.

¿Hasta qué punto la obsesiva persecución que lleva a cabo María, cargada claramente de buenas intenciones, les está perjudicando a ambos? ¿En qué momento el amor empieza a ser nocivo? Estas cuestiones se van filtrando a través de las experiencias de los protagonistas y Blaževičius las aplica claramente a la sociedad en general. En las noticias se menciona a Rusia. Hay imágenes de tropas en las calles. ¿Cuánto se tiene que sacrificar toda una sociedad en caso de miedo y ataque antes de que la situación se vuelva insostenible?

La película aborda otras muchas cuestiones, incluyendo la salud mental y la omnipresencia de las redes sociales, y se convierte en una compacta amalgama de pensamientos, ideas y reflexiones filosóficas. En cualquier otro caso resultaría algo abrumador, pero en esta obra encaja a la perfección. Hay un sentimiento de caos y de energía que crea una interesante yuxtaposición con elementos más realistas como las localizaciones, grises y urbanitas. Blaževičius se asegura de que la cámara esté continuamente en movimiento, creando un sensación perenne de impulso hacia el futuro, si bien es cierto que algunos momentos coquetean con el surrealismo. Entre ellos, el hecho de que un perro negro aparezca cada vez que vemos a María. No se nos escapan los abundantes simbolismos, en este caso que un “perro negro” es una infame metáfora de la depresión.

Gran parte del éxito de la película se debe también a la interpretación de Jakštaitė. En ella encontramos aspereza y dureza, y no le da miedo añadir matices desagradables a su personaje. Sin embargo también nos ofrece vulnerabilidad. Su personaje está rodeado en todo momento de un halo de energía negativa, aunque ella es capaz de atar en corto esa energía y evitar que se desboque sobremanera.

Blaževičius deja claro por qué es uno de los directores jóvenes más interesantes del panorama cinematográfico actual de Lituania, y Runner plasma que el director sabe empatizar y que tiene madera para explorar cuestiones candentes en el mundo.

Runner cuenta con la producción de M-Films (Lituania), y la coproducción es de Bionaut (República Checa). Su agente de ventas es Alief.

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(Traducción del inglés por Marcos Randulfe)

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