SAN SEBASTIÁN 2021 Fuera de competición
Crítica: Las leyes de la frontera
por Cristóbal Soage
- La nueva película de Daniel Monzón es un relato de iniciación tan trepidante y entretenido como convencional y poco arriesgado
El cine de Daniel Monzón ha tenido siempre una vocación claramente comercial. Ya sea a través de comedias disparatadas donde todo vale para provocar la risa despreocupada, o mediante thrillers tensos plagados de acción y violencia, el director ha apostado por películas en los que la ambición por conectar con un público amplio se evidencia sin complejos. Con Las leyes de la frontera [+lee también:
tráiler
ficha de la película], adaptación de la novela de Javier Cercas elegida para clausurar la 69 edición del Festival de San Sebastián, esta línea se mantiene. El resultado es una película que entretiene, que consigue involucrarnos en las peripecias de sus protagonistas, pero que no logra despertar una admiración excesiva. Digamos que la originalidad y la audacia no son las principales virtudes de la cinta. A cambio, nos ofrece un viaje en el que no faltan los atractivos y cuyo punto fuerte se encuentra en un reparto lleno de prometedoras caras nuevas.
La película nos traslada a la Girona de 1978, España es un país que se despierta de la larga pesadilla de la dictadura franquista y mira con esperanza a un futuro que muy mal se tiene que presentar para no ser un poco más luminoso. Y ahí aparece Nacho, un chaval que lo pasa fatal por culpa de un grupo de matones que le amargan la vida. Es con el personaje protagonista, defendido con dignidad y solidez por el joven Marcos Ruiz, donde empiezan a chirriar las cosas. Lo de ponerle gafas a un chaval guapísimo de cuerpo atlético para hacerlo pasar por un tipo inseguro, vulnerable y derrotado es difícil de tragar, por mucho empeño que el talentoso actor le ponga a su trabajo. Y esta idea conecta con la sensación de acartonamiento que transmite la película a lo largo de todo su metraje. Una fotografía radiante que no encaja con la oscuridad del mundo que retrata, o una dirección de arte tan calculada y precisa como impersonal, son algunos elementos que lastran un trabajo que podría haber llegado mucho más lejos de lo que llega.
Pero no desesperemos, la propuesta de Monzón está lejos de ser un desastre, muy lejos. Al buen trabajo de Ruiz se une el de otros intérpretes jóvenes que llenan con su fuerza y carisma la pantalla. Destacan Begoña Vargas y Chechu Salgado, en la piel de Tere y Zarco. Son estos dos personajes los que rescatan a Nacho de su amarga y solitaria existencia para abrirles las puertas de un mundo de delincuencia y riesgo, tan lleno de peligros como de irresistibles atractivos.
Es inevitable ver Las leyes de la frontera sin pensar en el cine quinqui de Eloy de la Iglesia o en el Deprisa, deprisa de Carlos Saura. Y claro, se echa de menos aquí esa carga de verdad incendiaria que había en los títulos clásicos de los legendarios cineastas. A cambio, la película nos ofrece una perspectiva más reposada, que nos permite ver desde la distancia la España de hace casi medio siglo. Y al final, aunque la propuesta de Monzón no nos parezca todo lo brillante y lúcida que nos gustaría, nos invita a reflexionar sobre el recorrido de un país que evoluciona y crece, pero que sigue arrastrando los fantasmas de un pasado oscuro con el que todavía hay demasiadas cuentas pendientes.
Las leyes de la frontera es una producción de Ikiru Films, La Terraza Films y Atresmedia Cine. Warner Bros se encargará de su distribución en España.
¿Te ha gustado este artículo? Suscríbete a nuestra newsletter y recibe más artículos como este directamente en tu email.