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ROMA 2021

Crítica: I Am Zlatan

por 

- El director sueco Jens Sjogren se inclina hacia el relato de iniciación para narrar la ascensión hacia el éxito del campeón de fútbol Zlatan Ibrahimovic

Crítica: I Am Zlatan
Granit Rushiti en I Am Zlatan

Más que en los éxitos, es en las dificultades con las que se ha encontrado Zlatan Ibrahimovic a lo largo de su vida en lo que se centra la película basada en el bestseller (Soy Zlatan Ibrahimovic, publicada por Rizzoli) del campeón de fútbol sueco de origen eslavo, que se ha estrenado a nivel mundial en la 16.ª edición del Festival de Roma. I am Zlatan [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
, el nuevo largometraje del sueco Jens Sjogren, es una historia de paso a la adultez que pone el foco en los obstáculos que se han interpuesto en el camino hacia la gloria de esta estrella mundial del fútbol que, tras haber vestido las camisetas de grandes equipos como la Juventus, el Inter, el Barcelona, el Milán, el París Saint-Germain o el Manchester United, actualmente defiende los colores del Milán y de la selección nacional de Suecia. La película, que gira en torno a este hombre conocido no solo por sus goles, sino también por su cercanía, exuberancia y descaro, abarca desde su infancia como hijo de inmigrantes eslavos en los suburbios obreros de Malmo hasta la firma de su contrato con la Juventus, que marcó el verdadero punto de partida de una carrera deslumbrante.

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La película comienza con un fracaso a medias. Ibra juega en el primer equipo del Ajax, en los Países Bajos, donde no consigue marcar muchos goles y le llaman “inmigrante vago”. Su agente italiano le obliga a vender su Porsche y a poner toda su atención en las sesiones de entrenamiento, porque donde verdaderamente tiene puesto el ojo es en la Juventus, el prestigioso equipo de Turín. Así comienza un largo flashback que arranca con la infancia de un futbolista que prácticamente aprendió a andar en los terrenos de juego, un jugador (Dominic Bajraktari Andersson le interpreta de niño) en el que poca gente creía al principio. Más tarde, llega una adolescencia en la que el joven Ibra (ahora con los rasgos de Granit Rushiti) empieza a jugar en el equipo juvenil de su ciudad antes de enlazar con el presente de la película (sigue siendo interpretado por Rushiti, pero ahora con el inconfundible pelo largo del jugador), donde se prepara para conocer al entonces entrenador de la Juve, Luciano Moggi, con tan solo 20 años.

Sin embargo, en lugar de centrarse en los entrenamientos, el director sigue al futuro campeón en la escuela, en su barrio (Rosengrad, en las afueras de Malmo), en sus dos hogares (el de su madre y el de su padre, que están separados), con sus hermanos, con sus amigos, deambulando entre neveras siempre vacías, entre carencias de afecto, excesos, agresiones, hurtos, ecos de la Guerra de los Balcanes y con Muhammad Ali como fuente de inspiración. Zlatan significa oro, señala su padre a su profesor de apoyo cuando este le plantea la posibilidad de enviar a su hijo a una escuela para niños problemáticos. No obstante, este aparentemente incomprendido “chico de oro” solo juega para sí mismo en el campo de fútbol; no pasa el balón y sus compañeros quieren echarlo del equipo, hasta el punto de que llegan incluso a reunir firmas para echarlo. Como consecuencia, su entrenador le mantiene en el banquillo hasta que aprenda algo de respeto. Sus compañeros pasan de él para pisotearle y escalar posiciones en el equipo, así que a este hijo de inmigrantes de los suburbios pobres no le queda otra que trabajar el doble para triunfar.

En última instancia, es esta relación con su padre —un personaje clave en su vida— la que sirve para comprender varias facetas de la personalidad del protagonista e impulsar una historia que, en conjunto, resulta muy eficaz a la hora de describir el entorno en el que se crio Zlatan, pero que avanza un poco demasiado despacio en su parte central. “Tienes que convertir las críticas en el motor que te impulse”, insiste su padre, un interesante personaje con luces y sombras que se reflejan claramente en su hijo, hábilmente interpretado por el recién llegado Rushiti, que a su vez es un prometedor futbolista —actualmente de baja por lesión— al que no le iría nada mal si decidiera dedicarse a la interpretación.

I Am Zlatan, que ha sido producida por la estocolmense B Reel Films, se estrenará en los cines italianos (antes que en ningún otro país) el 11 de noviembre. Lucky Red y Universal Pictures se encargan de la distribución de la película, y las ventas internacionales corren a cargo de TrustNordisk.

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(Traducción del italiano)

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