Crítica: Me cuesta hablar de mí
por Alfonso Rivera
- Chema de la Peña se acerca con respeto y admiración a la figura de su paisana Charo López, actriz de rotundas belleza y personalidad

Aunque no se menciona en Me cuesta hablar de mí [+lee también:
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ficha de la película], la salmantina Charo López le dio calabazas al mismísimo Pedro Almodóvar cuando éste le propuso protagonizar Matador: se trataba de un papel de alto voltaje erótico y violento (una asesina en serie) que finalmente aceptó Assumpta Serna. De ello no se habla en este documental que ha dirigido Chema de la Peña (Salamanca, 1964, firmante también de Mario y los perros [+lee también:
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ficha de la película], film centrado en Mario Vargas Llosa), aunque sí se citó hace unos días, durante el coloquio tras el preestreno de esta película, que llega a escogidas salas de cine españolas este 3 de marzo.
Es cierto que años después López trabajó con el cineasta manchego en Kika, haciendo un papel secundario (era la madre de la pareja de la protagonista), pero sorprendentemente en este repaso de una carrera tampoco se menciona. Nombres de grandes directores sí salpican este homenaje rendidamente mitómano: desde Luis Buñuel, que la requirió para que fuese la virgen María en La vía láctea (papel que finalmente no pudo encarnar; ya descubrirán por qué cuando vean la película), a Gonzalo Suárez, quien descubrió su magnetismo cuando la vio entrar en su casa, del brazo de su primer marido, el entonces crítico Jesús García de Dueñas.
A Charo López siempre se la ha vinculado con la intelectualidad. De contundente hermosura (hubo quien la comparó con Ava Gardner), perennes ojeras y voz profunda, la actriz de nombre completo María del Rosario López Piñuelas prefirió arrimarse a esta connotación de su carrera que a otra menos elegante, pues, como tantas guapas durante la transición española, sucumbió a las exigencias exhibicionistas que imponía la industria del destape, que triunfaba en la época.
Pero, sin duda, el conflicto que subyace tras todo el despliegue de material de archivo que aparece en Me cuesta hablar de mí no es otro que la tiranía y la maldición de la belleza. La propia diva no quiso ver la película junto al público fan congregado en Cineteca de Madrid para su premiere el 24 de febrero, y prefirió enfrentarse a solas y en su hogar a ese cruel espejo que es la pantalla. La actriz reconoce que en su carrera le costó demostrar que había talento tras un físico fotogénico, pero que, cuando dejaron de piropearla, no le hizo ninguna gracia.
Las contradicciones, dobleces y paradojas del oficio de actuar y de la fama (que López obtuvo sobre todo a través de la televisión, con series como Fortunata y Jacinta y Los gozos y las sombras) constituyen la corriente subterránea más inquietante de Me cuesta hablara de mí, trabajo asentado sobre el respeto y la admiración a una mujer de gran calado en el cine español de las últimas décadas del siglo XX… aunque le dijera no a Almodóvar.
Me cuesta hablar de mí –documental que fue seleccionado en la última Seminci, que está narrado por Raúl Arévalo y que contiene declaraciones de su amiga Julieta Serrano, el cineasta Montxo Armendáriz (que la dirigió en Secretos del corazón, por cuya labor Charo López obtuvo un Goya a la mejor actriz de reparto en 1997) y el escritor Manuel Hidalgo, entre otros– es una producción de Tu luz y mi calma (compañía de Chema de la Peña, que también la distribuye y se ocupa de sus ventas), que ha contado con el apoyo de RTVE y FlixOlé.
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