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LUXEMBURGO 2022

Crítica: Raspberries with Mustard

por 

- La película de Ruth Olshan sobre el mundo de la adolescencia es un colorista relato sin pretensiones que deja un ligero regusto a verano

Crítica: Raspberries with Mustard

Nacida en Rusia, criada en Israel y en Berlín, y formada en dirección y producción de cine en Leeds (Gran Bretaña) y Colonia (Alemania), la guionista y directora Ruth Olshan tiene un alma europea. En el transcurso de los últimos años, ha destacado principalmente por su trabajos documentales, como Wie Luft zum Atmen (2005) o el sensual Being Koscher (2010), sobre las curiosas contradicciones y conceptos de la vida cotidiana judía. Pero con Raspberries with Mustard, proyectada en la sección Made in/with Luxembourg de la 12ª edición del Festival de Luxemburgo, cambia de registro. Para conseguirlo, la directora colaboró con la guionista Heike Fink y dirige una ficción en lengua alemana que entra de lleno en el mundo de la adolescencia. Esta coproducción entre cuatro países (Luxemburgo, Alemania, Países Bajos y Suiza), grabada principalmente en el Gran Ducado y donde aparecen varios actores luxemburgueses, como Luc Schiltz (protagonista de la serie Capitani, temporadas 1 y 2), se apoya en un tono bonachón y en la frescura de sus situaciones. 

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Seguimos los pasos de la joven Meeri Ehrlich, de 13 años, interpretada por Leni Deschner en su primera aparición en la gran pantalla. La joven está, por así decirlo, en plena pubertad y vive con dificultad las contradicciones ligadas a su edad. Primero, su madre desapareció hace unos años, y además del dolor causado por esta desaparición que imaginamos repentina, debe enfrentarse a la llegada de una mujer a la vida de su padre soltero (Luc Schiltz), cuya profesión es enterrador (algo que añade una dosis de comedia al relato). Esta última es interpretada con precisión por la luxemburguesa Fabienne Elaine Hollwege (conocida por la docuficción An Zéro – Comment le Luxembourg a disparu [+lee también:
crítica
entrevista: Julien Becker
ficha de la película
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). La relación tensa entre las dos “competidoras” (la nueva novia está embarazada de otro hombre), terminarán por relajarse. El joven hermano de Meeri, el pequeño Luk (un adorable Benedikt Jenke) tiene mucho que ver en eso, ya que intenta una reconciliación a través del humor y de las bromas. Pero como si estas pruebas no fuesen suficientes, el corazón de la adolescente late fuerte por un chico de su edad que no siente lo mismo por ella… En contacto con él, la joven vuela, literalmente.

Raspberries with Mustard, que apuesta por una narración original, cumple con honestidad su objetivo: un cuento moderno intergeneracional en una atmósfera familiar y bucólica. El poder de indecisión de la joven Meeri, cuyos pies se elevan del suelo cuando sus emociones amorosas y sentimentales se apoderan de su interior, aporta a la película un tono interesante. Vemos imágenes sorprendentes de grandes planos aéreos donde la actriz sobrevuela los campos y los bosques de la campiña circundante. La metáfora está clara y bien pensada. En resumen, un drama colorido y estival, sin pretensiones, y que deja un pequeño regusto a verano, a mermelada de frambuesas y a mostaza.

La película ha sido producida por Amour Fou Luxembourg (Luxemburgo), Zischlermann (Alemania), Neos Film (Alemania), Phanta Film (Países Bajos) y Turnus Film (Suiza). Incredible Films (Países Bajos ) gestiona las ventas internacionales.

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(Traducción del francés)

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