CANNES 2022 Quincena de los Realizadores
Crítica: El agua
por Alfonso Rivera
- CANNES 2022: Elena López Riera debuta en la dirección de largometraje con un film fluido, que se filtra orgánicamente tanto en la no ficción como en la leyenda, el misterio y el malditismo
El cine español mira últimamente hacia el campo, sus pueblos y lo rural. A éxitos previos en festivales como Sundance –Cerdita [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Carlota Pereda
ficha de la película], film de suspense ambientado en Extremadura y dirigido por Carlota Martínez Pereda– y Berlín –Alcarràs [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Carla Simón
entrevista: Carla Simón
entrevista: Giovanni Pompili
ficha de la película], de Carla Simón, ambientada en Cataluña y un resucitador de la taquilla en el país–, dos de las películas que se estrenan en este 75° Festival de Cannes también aparcan la ciudad en la lejanía: As bestas [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Rodrigo Sorogoyen e Isabel…
ficha de la película], de Rodrigo Sorogoyen (cuya acción transcurre en Galicia), y El agua [+lee también:
tráiler
entrevista: Elena López Riera
ficha de la película], ópera prima, rodada en Levante, de la premiadísima directora de cortometrajes Elena López Riera, seleccionada en la Quincena de los Realizadores tras haber participado en la residencia de Cinéfondation de Cannes, donde obtuvo el premio del CNC al mejor proyecto.
Afincada en Francia y con un prestigio artístico cimentado en la experimentación, la vanguardia y la modernidad, López Riera ya dio pistas de cómo sería su primera película a través de las imágenes y sonidos de su anterior trabajo, el corto Los que desean, triunfante en festivales de todo el mundo y finalista en esta categoría de los galardones de la Academia del Cine Europeo.
Porque aquella ceremonia de palomas pintadas de colores que enfocaba allí reaparece en una escena de este film de una escritura cinematográfica de precisión puntillista, repleta de simbolismos, sobreentendidos y metáforas, con el líquido elemento como eje y tema central, pero con numerosas corrientes subterráneas recorriendo su subsuelo, que pueden representar tanto la pasión amorosa como la pulsión del crecimiento o la necesidad imperiosa y vital de echar a volar libremente, abandonando nidos y estrecheces sociales.
Rodada en su Orihuela natal, localidad que la cineasta dejó atrás hace tiempo para explorar nuevos horizontes vitales y creativos, un halo autobiográfico parece destilarse de su trama al tiempo que otro, misterioso, eléctrico y trágico (la región donde transcurre es desgraciadamente famosa por fatídicos crímenes contra adolescentes) palpita bajo su superficie.
Malditismo, esoterismo, tradición y el pesado legado familiar también flotan –y a veces se hunden– en esta tensa calma previa al estallido de la furiosa tempestad arrolladora, donde las tres mujeres protagonistas (hija, madre y abuela, interpretadas respectivamente por la debutante Luna Pamies, Bárbara Lennie y una Nieve de Medina a quien se echaba mucho de menos en la gran pantalla) lidian con un entorno social represor.
Mientras, una leyenda insufla misterio –y cierto lirismo– a esta película (ilustrada con documentos visuales pretéritos) donde algunas vecinas del pueblo la relatan, en breves planos fijos, a modo de interludios y mirando a cámara, volviendo a demostrar así que López Riera nada armoniosamente y sin miedo en cualquier género cinematográfico.
El agua es una coproducción entre Suiza, España y Francia de Alina Film, Suica Films y Les Films du Worso. De su exportación se ocupa Elle Driver.
¿Te ha gustado este artículo? Suscríbete a nuestra newsletter y recibe más artículos como este directamente en tu email.