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CANNES 2022 Quincena de los Realizadores

Crítica: Una bonita mañana

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- CANNES 2022: Mia Hansen-Løve, una experta en la observación y la destilación de las microemociones que tejen la existencia, dibuja un magnífico retrato de una mujer en una encrucijada vital

Crítica: Una bonita mañana
Melvil Poupaud, Camille Leban Martins y Léa Seydoux en Una bonita mañana

“Tienes derecho a amar y ser amada”. Quince años después de su primer largometraje, Todo está perdonado [+lee también:
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, Mia Hansen-Løve, una cineasta más que consagrada pero que no ha perdido la fibra sensible que la caracteriza desde sus inicios, ha vuelto a la Quincena de los Realizadores, con motivo del 75º Festival de Cannes, con su octava película, la excelente Una bonita mañana [+lee también:
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. Una obra que sincroniza a la perfección la ligereza y la pesadez, observado y analizando la materia emocional que define y redefine la vida diaria durante algunas estaciones de Sandra (una perfecta Léa Seydoux), una traductora parisina a la vez madre, hija y esposa, tres dimensiones delicadas de combinar unas con otras pues en la vida, si nada es complicado, todo no es simple, y a la inversa.

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Las claves de la historia son esas puertas difíciles de abrir entre las personas que, sin embargo, se esperan. A través de su padre, Georg (un impresionante Pascal Greggory), Sandra asiste al despiadado desgaste del tiempo como una compañera amorosa pero impotente. Este profesor de filosofía retirado, que padece una enfermedad neurodegenerativa desde hace cinco años, el síndrome de Benson, ve que sus síntomas se agravan hasta el punto de que la familia debe hospitalizarlo y enfrentarse a un ingreso en una residencia (está en el nivel GIR 1, el nivel de pérdida de autonomía más elevado). Pronto, hablar con él se convierte en un conmovedor juego de paciencia y de adivinanzas según las imprevisibles fluctuaciones de sus recuerdos. También se trata de encontrarle, algo que no es tarea fácil, de traslado en traslado, una residencia lo más decente posible. Sandra ahoga sus lágrimas lo máximo posible y ordena los libros, el pasado de su padre, los objetos de una vida cuya mente divaga…

Pero, de forma paralela, se produce un renacimiento de su propio cuerpo y de su corazón, en suspenso desde hace años. De un momento a otro, su amistad con Clément (Melvil Poupaud) se transforma en amor. Pero él está casado y los placeres de ser una amante duran muy poco. Este tiempo que pasa también es el presente de Linn (Camille Leban Martins), cuya madre Françoise (Nicole Garcia), separada desde hace varios años de Georg, también regresa. Pues la vida también es eso, una abuela conmovedora, una hermana, un cuñado, un suegro, la Navidad, paseos por el parque, salidas al cine, exposiciones y partidas de Scrabble…

Mia Hansen-Løve, que juega con delicadeza con los colores y los motivos de un tejido común a todos, construye con paciencia una película transparente sobre la consciencia de existir (solo estar allí) donde el amor en todas sus paradojas (“quizás estamos a favor y en contra de alguien al mismo tiempo”) hace de hilo conductor. La película, con momentos muy emotivos, mantiene una modestia y moderación que no oculta nada pero que lo dice todo sobre el tiempo, ese último depredador, y sobre los polvos de la felicidad, que comprenden lo irracional, que hace falta saber captar para llenar el alma.  

Una bonita mañana ha sido producida por Les Films Pelléas y coproducida por Arte France Cinéma, Dauphin Films y la alemana Razor Film. Les Films du Losange gestiona su venta.

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(Traducción del francés)

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