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BIOGRAFILM 2022

Crítica: Beautiful Beings

por 

- El islandés Guðmundur Arnar Guðmundsson vuelve a analizar con habilidad el cruel paso a la vida adulta en su segunda película, sobre cuatro adolescentes enfrentados a una realidad violenta

Crítica: Beautiful Beings
Viktor Benóný Benediktsson, Birgir Dagur Bjarkason y Snorri Rafn Frímannsson en Beautiful Beings

El director islandés Guðmundur Arnar Guðmundsson debutó en 2016 dentro de las Giornate degli Autori del Festival de Cine de Venecia con su primer largometraje, Heartstone [+lee también:
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, un retrato duro pero realista de dos adolescentes que se enfrentan a la cruel transición a la edad adulta (y que posteriormente recibió el premio Queer Lion de ese año). Su segunda película, Beautiful Beings [+lee también:
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, que obtuvo el sello Europa Cinemas dentro de la sección Panorama de la Berlinale el pasado mes de febrero, y acaba de ganar un trofeo en el 18.º Festival Biografilm, entregado por los críticos de cine italianos, amplía su enfoque a cuatro protagonistas. El director también parece haber subido el listón en lo que se refiere a la crueldad, sumergiendo a sus personajes, de apenas catorce años, en un contexto violento repleto de enfrentamientos, violencia doméstica, madres al límite y padres ausentes, aunque se las arregla para ofrecer pequeños destellos de esperanza a través del poder redentor de la amistad, la fraternidad y las pequeñas muestras de empatía.

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De hecho, es precisamente la empatía lo que lleva a Addi (Birgir Dagur Bjarkason), un adolescente que ha crecido con una madre vidente, a acoger en su grupo al inadaptado Balli (Áskell Einar Pálmason), una víctima de acoso escolar cuya historia llegó a las noticias tras ser agredido ferozmente por sus compañeros, en el contexto de una escalada alarmante de la violencia juvenil en Islandia. El más violento de todos es Konni (Viktor Benóný Benediktsson), amigo íntimo de Addi al que apodan El Animal, ya que es capaz de golpear a cualquiera que se cruce en su camino y actúa como líder de esta pandilla, en la que también está Siggi (Snorri Rafn Frímannsson), un miembro mucho más dócil. Los tres amigos comienzan a pasar tiempo en la casa de Balli. El joven vive rodeado de suciedad, sin nada en la nevera y normalmente solo, ya que su padrastro (Ólafur Darri Ólafsson) está en prisión y su madre (Ísgerður Elfa Gunnarsdóttir) desaparece misteriosamente durante días. Todos hacen bromas sobre Balli y se aprovechan de él, pero también lo ayudan a limpiar la casa, bañarse, salir y conocer a una chica.

Sin embargo, formar parte de esta pandilla también significa ponerse en peligro. En varias ocasiones, somos testigos de explosiones de violencia ciega, peleas en las que se rompen cascos de moto contra la cara de alguien y se lanzan golpes salvajes. Balli presencia todo esto mientras tiembla de miedo, así como otras prácticas extremas que implican asfixia, viajes psicodélicos y abusos sexuales. La decisión del director (que también firma el guion) de incorporar un elemento fantástico y onírico en un contexto tan brutal resulta cuando menos curiosa. Tal vez no quiera admitirlo, pero Addi ha heredado un don de su madre (Anita Briem): es capaz de ver cosas que otros no ven. Gracias a esta habilidad oculta, una especie de sexto sentido que se manifiesta en la película a través de unos modestos efectos especiales, que contrastan con el realismo de la historia, sale a la luz una verdad que nadie quiere confesar, que empuja a los cuatro amigos hacia un camino sin retorno.

Beautiful Beings es una historia sobre el paso a la edad adulta, la amistad y la supervivencia, pero también un retrato de la decadencia moral y el abandono, que confirma el talento de Guðmundur Arnar Guðmundsson como un director agudo y sensible con un talento especial para transmitir emociones poderosas a través de pequeñas pinceladas, como el profundo cariño que se esconde tras los pequeños gestos de los cuatro protagonistas, sin caer nunca en la crueldad superflua.

Beautiful Beings es una producción de la islandesa Join Motion Pictures, coproducida por Motor Productions (Dinamarca), Hobab y Film i Väst (Suecia), Bastide Films (Países Bajos) y Negativ (República Checa). New Europe Film Sales se encarga de las ventas internacionales.

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(Traducción del italiano)

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