05/09/2022 - VENECIA 2022: Fernando Guzzoni retrata un oscuro, oscuro mundo en su bien ejecutada película... y todo se antoja preocupantemente familiar

Blanquita (Laura López) ha cumplido los 18 años, pero parece más joven. Le han hecho daño y han abusado de ella, y ahora intenta sacar adelante a su propio hijo. Blanquita, que es uno de los niños invisibles, uno de los niños sin voz, de repente deja de serlo y se convierte en la testigo clave de un escándalo que implica a hombres poderosos y adinerados cuyas "fiestas" han arruinado numerosas vidas. Ella podría destruirlos o ellos podrían destruirla a ella, quién sabe, y el público espera ansioso el desarrollo de la trama.

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tráiler
ficha de la película], que participa en la sección Orizzonti de Venecia. Para esta película se inspiró en la historia real del “caso Spiniak” chileno, relacionado con una red de abusos a menores, aunque probablemente también en otras muchas (demasiadas) historias reales. Sin embargo, sigue resultando atractiva, si bien es probable que un formato más largo le habría venido incluso mejor, ya que le habría permitido zambullirse a fondo en los mecanismos de todo ello, en la política y en los juegos de poder que deciden quién usará y quién será usado.

A Blanquita le falta color, y aparentemente también emotividad, lo cual en realidad tiene mucho sentido: es más difícil sobrevivir si te permites sentir. Esos son los efectos del trauma continuado en la gente: las personas que lo sufren se cierran. Pero los que deciden su destino quieren ver algo más, quieren ver lágrimas y rostros confiados; quieren amar a la víctima, no sentirse incómodos. Y de esta manera se convierte en un cuento sobre el arte de la interpretación, sobre cómo asegurarse de que los demás escucharán te prestarán atención. Teniendo en cuenta algunos juicios recientes de gran repercusión, en los que se ha prestado más atención a la forma de expresarse de las personas y menos a lo que realmente decían, está claro que este trabajo ve la luz en el momento adecuado.

Al hacer referencia a su nuevo documental, The Princess [+lee también:
crítica
ficha de la película], sobre Diana, Ed Perkins afirmó que mucha gente solía compararla con un lienzo en blanco y que proyectaba en ella lo que querían ver. La protagonista de Guzzoni tiene un "don" similar: puede transformarse en lo que haga falta. Es útil porque, en los tiempos que corren, las víctimas de abusos todavía tienen que pensar en lo que llevan puesto cuando deciden hablar de su calvario. La gente quiere compadecerse de ti, eso está claro, pero primero debes asegurarte de que tu aspecto no desentona.

Es un papel interesante, complejo y difícil de precisar, y precisamente así es toda la película. Es difícil definir a todo el mundo y todos parecen estar rotos. No es de extrañar: o uno mismo perpetúa la violencia o está constantemente rodeado de ella. Es muy probable que simplemente no haya escapatoria.

Hay muchos títulos que tratan temas similares e intentan encontrar un cierto alivio. En esta película está mucho más atenuado. Pero Guzzoni ofrece un respiro porque su película, bien ejecutada, no es precisamente explícita: se oyen las historias y los detalles, pero no hay que verlos. Es una decisión inteligente, ya que de esta manera la verán más espectadores. Incluso los que tienen miedo a la oscuridad, que quizá sea el objetivo final.

Blanquita es una coproducción entre Chile, México, Luxemburgo, Francia y Polonia, y cuenta con la producción de Quijote Films, Varios Lobos, Tarantula Luxembourg, Bonne Pioche Cinema y Madants. Sus ventas internacionales las gestiona New Europe Film Sales.

(Traducción del inglés por Marcos Randulfe)