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SAN SEBASTIÁN 2022 New Directors

Crítica: The Great Silence

por 

- El debut en el largometraje de Katrine Brocks es una exploración de temas como la fe, el perdón y la culpa, que a pesar de su ambición no alcanza las cotas de emoción que la historia demanda

Crítica: The Great Silence
Kristine Kujath Thorp en The Great Silence

La sección New Directors del 70° Festival de San Sebastión sirvió como escenario para el estreno de The Great Silence [+lee también:
tráiler
entrevista: Kristine Kujath Thorp
ficha de la película
]
, el debut en el largometraje de la cineasta danesa Katrine Brocks. La película cuenta la historia de Alma, una joven que se prepara para la celebración de la ceremonia que marcará su compromiso con Dios y la Iglesia y la convertirá en monja. Los días en el convento en el que vive con un reducido grupo de compañeras transcurren tranquilos, solo interrumpidos por los trabajos para arreglar las goteras de la capilla, que ha de estar impecable para el día en el que la joven haga sus votos. Pero la calma dura poco, el tiempo que tarda en irrumpir en escena Erik, el hermano de Silje (nombre real de Alma antes de decidir consagrar su vida a Dios).

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Desde el principio es evidente que la relación entre los hermanos no es buena. Detrás de la tensión latente entre los dos se esconde un oscuro secreto, que será el principal motor de la trama de esta historia. Los dos personajes parecen radicalmente opuestos: ella es una mujer aparentemente estable y en paz consigo misma, él es un alcohólico en recuperación al que parecen perseguirle los problemas allá donde vaya. Pronto descubrimos que las apariencias están lejos de la realidad. A través de flashbacks se nos deja entrever un suceso traumático del pasado de ambos, que nos revela ya en el presente que la paz espiritual de Alma no es real. La joven aprovecha los momentos a solas para autoinfligirse todo tipo de castigos físicos, desde quemaduras con una plancha abrasadora a cortes con cualquier artilugio filoso a su alcance.

Aprovechando el escenario tan particular que el convento ofrece, la directora se lanza a reflexionar sobre temas tan trascendentales y complejos como la fe, el perdón o la culpa. La cinta consigue que nos interesemos por los personajes y se las apaña para mantener la tensión, aunque recursos tantas veces vistos como el flashback o la música de tensión en momentos puntuales nos hagan echar en falta algo más de riesgo y originalidad. Es una lástima también que el tono de la película no se defina del todo. Por momentos pareciera que estamos ante un drama familiar intimista y sobrio; otras veces la película se inclina hacia el terror fantástico más convencional. Estas dos dimensiones no consiguen encajar del todo y restan cierto impacto al peso emocional de una historia a la que no le falta interés.

Merece la pena destacar puntos fuertes como el uso preciso del sonido, que se apoya en un diseño de producción esmerado para dotar a la cinta de identidad y atmósfera. También merece aplausos el trabajo actoral. La entrega de Kristine Kujath Thorp y Elliott Crosset Hove encarnando a los hermanos protagonistas ayuda a obviar los puntos menos sólidos de la propuesta y a mantener el interés por el destino de los personajes.

The Great Silence es una producción de la danesa Monolit Films cuyas ventas internacionales son responsabilidad de Trustnordisk.

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