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SAN SEBASTIÁN 2022 Competición

Crítica: Forever

por 

- El director danés Frelle Petersen presenta una sensible mirada a una familia en la que cada miembro tiene su propio lugar para afrontar el duelo a su manera

Crítica: Forever
Jette Søndergaard y Ole Sørensen en Forever

El duelo siempre ha sido uno de los temas favoritos del cine de autor, por razones obvias: es una de las experiencias más poderosas que podemos vivir, y todos nos enfrentamos a ella tarde o temprano. Una pérdida especialmente cruel y dolorosa afecta a la familia protagonista de Forever [+lee también:
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, el tercer largometraje del director danés Frelle Petersen, cuyo anterior trabajo, Uncle [+lee también:
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, recibió el Gran Premio en el Festival Internacional de Cine de Tokio en 2019. Esta pérdida es la muerte repentina de un joven, que golpea profundamente a sus padres y hermana.

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La película, proyectada en la competición oficial del Festival de San Sebastián, se toma su tiempo para establecer la feliz rutina de una familia cuya absoluta falta de disfunción es en sí misma impactante, una especie de aberración dentro de la escena internacional de cine de autor, donde formar parte de una familia es a menudo una maldición. Las escenas en las que vemos a la madre, Maren (Mette Munk Plum), el padre, Egon (Ole Sørensen), la hija, Lily (Jette Søndergaard), y el hijo, cuyo nombre no llegamos a descubrir (Lasse Lorenzen), celebrando cumpleaños de la forma más danesa (con banderitas en todas partes), cenas con amigos de la familia o asistiendo a eventos deportivos resultan demasiado perfectas, con personajes tan bien adaptados que casi parecen irreales.

De hecho, incluso después de la tragedia, las reacciones de los personajes son tan mesuradas que Forever parece una visión idealizada de cómo una familia podría enfrentarse al duelo. Lo que salva a la película de este diagnóstico es la meticulosa atención de Petersen al proceso real del duelo, las diferentes formas que puede adoptar, la manera en la que evoluciona con el tiempo y cómo cambia a las personas a las que atraviesa. Lily ocupa el centro de la película, asumiendo el papel de la hija superviviente que apoya a sus padres en la pérdida. Puede parecer un proceso bastante natural, pero Petersen revela que el hecho de cuidar a los demás ya formaba parte de la identidad de Lily mucho antes de la muerte de su hermano. La joven trabaja con personas con síndrome de Down, ayuda a su familia y está tratando de concebir un hijo con su esposo mediante reproducción asistida.

Por otra parte, su madre no está particularmente interesada en hablar o abrirse con los demás, optando por llevar su duelo en silencio y mantenerse ocupada con su trabajo. Todo lo contrario al comportamiento de su esposo, que habla más que nunca, incluso en voz alta con su hijo muerto. El cine de Petersen, que nunca resulta invasivo, así como su enfoque absolutamente respetuoso, no presenta ninguna de esas formas de procesar el dolor como preferible o mejor que las demás, demostrando una cierta elegancia en la manera en que todas se superponen de forma realista a través de estas tres vidas interconectadas.

Esas reacciones contrapuestas conducen naturalmente a algún conflicto, pero incluso en esos momentos, Petersen evita totalmente las grandes confrontaciones y rupturas. Estamos ante una película digna y respetuosa, que no incluye ninguna escena que pueda considerarse un cebo para los Óscar, con personas sincerándose a través de un torrente de lágrimas. Petersen muestra a una familia que encuentra un nuevo equilibrio, y no lo hace a través de discusiones, gritos o peleas que cambian su perspectiva, sino simplemente con el paso del tiempo. Sí, Maren y Egon se distancian por un tiempo, mientras el padre habla con su hijo en el frío invernadero y la madre no muestra sentimientos a la hora de limpiar la habitación del difunto. En lugar de pelear, cada uno le ofrece al otro el espacio que necesita, y a medida que los miembros de la familia se dejan arrastrar lentamente por el ritmo de la vida cotidiana, el dolor se vuelve más fácil de soportar y el resentimiento hacia el duelo de los demás se desvanece.

Forever es una producción de Zentropa Entertainments. TrustNordisk se ocupa de las ventas internacionales, mientras que la distribución nacional corre a cargo de Nordisk Film Distribution.

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(Traducción del inglés)

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