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SITGES 2022

Crítica: Sisu

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- El finlandés Jalmari Helander propone una realidad alternativa en su nuevo trabajo, el gran vencedor de Sitges, logrando una película tan arrolladora como retorcida

Crítica: Sisu

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Quentin Tarantino daba un giro a la historia para proponer el cine como un arma capaz de reescribir el pasado. Ahora eran los nazis los que salían masacrados. La película estaba llena de acción, sangre, arrojo, ingenio y sentido del humor, sobre todo, sentido del humor. Algo parecido sucede en Sisu [+lee también:
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, la nueva película de Jalmari Helander, presentada en la sección Midnight Madness del pasado Festival de Toronto y en la sección oficial del 55° Festival de Sitges, donde se alzó como una de las grandes ganadoras de la edición, con cuatro premios: a mejor película, mejor interpretación masculina para Jorma Tommila, mejor música y mejor fotografía.

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Ambientada en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, Sisu cuenta el viaje a través del desierto de Aatami Korpi (Tommila está impresionante en un papel que sostiene gran parte del film), un exsoldado que se deberá enfrentar solo a las tropas nazi para defender el tesoro de su vida. Siguiendo la estela de sus referentes (del cine de Tarantino y, con ello, del western de Sergio Leone), Helander propone una atrevida y divertida película de aventuras bélica, en la que la violencia tampoco es del todo gratuita. A través de esa historia cargada de acción sangrienta, el cineasta finlandés también se atreve a plantear una realidad alternativa con bastante gracia.

La película tiene un muy buen punto de partida: el director sabe lo que se propone y va claramente a por ello. Tanto en su forma como en su fondo, Helander quiere hacer una película con cierta condición de western, entretenida sin olvidar su épica, y para lograrlo, utiliza muy bien sus medios. Desde el arranque, la puesta en escena, la fotografía, la música (recordando a Ennio Morricone) y la interpretación en solitario del protagonista contribuyen a la creación de ese imaginario. Sisu habla de la banalidad del mal, del absurdo de la violencia, del sentido del heroísmo, la conquista y la dominación, de la de la búsqueda de un destino y también del precio de ese destino, pero lo hace desde un lugar libre, a través del juego con los géneros, con humor y socarronería, sin afán de pretenciosidad y sin que el exceso juegue en su contra. Sin perder su trasfondo, la película está repleta de momentos hilarantes, secuencias totalmente desquiciadas y a la vez imágenes bellas. Como todo western, a su manera, la película de Helander también es una exploración, y en ella, otra de sus fortalezas reside en el guion, en esa búsqueda desde la contención y el silencio. La escasez de palabras en la narración refuerza esa presencia de violencia y tensión a lo largo del metraje.

Sisu es una palabra finlandesa que no se puede traducir. Significa una forma de coraje y determinación inimaginable. Sisu se manifiesta cuando se ha perdido toda esperanza”, se anuncia al comienzo de la película. Más allá de la historia que cuenta, Sisu también termina siendo un viaje. Un viaje en el que su director consigue mantener y llevar a más esa determinación y esa fuerza con las que arranca, logrando una película de gran potencia visual, tan ágil en sus planteamientos como arrolladora y retorcida.

Sisu es una producción de la compañía Subzero Film Entertainment, y la estadounidense Sony Pictures Entertainment se ocupa de las ventas internacionales.

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