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BLACK NIGHTS 2022 Competición

Crítica: Driving Mum

por 

- La película que marca la vuelta de Hilmar Oddsson parece algo oxidada, justo como el viejo coche de su protagonista, pero de vez en cuando, funciona sin problemas

Crítica: Driving Mum
Þröstur Leó Gunnarsson y Kristbjörg Kjeld en Driving Mum

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, que se desvía hacia la competición principal del Festival Black Nights de Tallín. Pero su combinación entre los grandes pesares y las tonterías al estilo Este muerto está muy vivo, sin olvidar los chistes obligatorios sobre los alemanes, hace que sea agotador conforme pasa el tiempo, sobre todo cuando la película roza las dos horas.

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Es interesante que, a pesar de que comience con una escena de dos personas tejiendo intensamente, por ser Islandia y eso, Oddsson no se pasa de listo con la historia. Claro que hay humor, su protagonista de mediana edad (Þröstur Leó Gunnarsson) se embarca en una aventura solo porque se lo había prometido a su madre recién fallecida (Kristbjörg Kjeld). Quiere que la entierren en un lugar muy específico, y solo en ese lugar, y después de aclararlo, se muere. Aunque tan solo sea ella en el coche, maquillada como el Joker de Heath Ledger, y un perro llamado Brezhnev, trata más sobre el sentido abrumador de una vida perdida que de la comedia en general.

El Jon de Gunnarsson es un personaje raro al que seguir, es un gruñón, resignado y no muy simpático que digamos. De alguna manera retorcida, la película de Oddsson hace eco al sorprendente recién bestseller de Jennette McCurdy, I’m Glad My Mom Died.

Acompañado únicamente por su madre, durante muchos años, no estaba viviendo, se estaba pudriendo en vida. Ahora que ella se ha ido, con su dicho “a estas alturas no estamos para esto”, por lo menos Jon ha vuelto a salir y habla con la gente: un granjero, una mujer celebrando un cumpleaños en un bar del pueblo y un niño enfermo que seguramente muera pronto (Tómas Lemarquis, el actor revelación de Noi the Albino). De nuevo, su madre quizás solo le había dado una excusa durante todo este tiempo, quizás era más fácil cargarle a ella todos sus fracasos, en vez de esforzarse de verdad.

Son un dúo curioso, atrapados en una situación que casi, casi, es graciosa. No os confundáis con la película cliché, que se puede encontrar ya en la sección de DVDs rebajados, es una película mucho más oscura de lo que uno se puede esperar, apesta a decepciones, trauma, caminos que no se han tomado y oportunidades perdidas. Uno empieza a preguntarse si Oddsson nos dará alguna redención al final, lo hace, pero de una manera que parece bastante única y triste. Después de años de cautividad autoimpuesta, no es fácil liberarte de ella.

Todo esto hace que la película sea intrigante en ocasiones,  a pesar de ser criminalmente larga, y el personaje canino de Brezhnev hubiera sido el ganador asegurado a la nominación al Premio Palm Dog si el estreno mundial hubiese sido en otro sitio. Aun así, hay algunos toques un poco anticuados, como personajes del circo entrando y saliendo como si fuera otro homenaje a Fellini, o el hecho de que todos los personajes femeninos mayores parecen, bueno, unas locas. Con una sola cosa bonita, momificada en sus sueños, digna de admiración.

Es una película inconsistente, tanto como este viaje raro, pero hay algo de verdad. Puede ser el rencor, o puede ser el hecho de que, a veces, lo mejor que puedes esperar es el amor de un perro.

Driving Mum, escrita por el propio Hilmar Oddsson, ha sido producida por la islandesa Ursus Parvus y por la estonia Alexandra Film.

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(Traducción del inglés por Helena Martínez)

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