email print share on Facebook share on Twitter share on LinkedIn share on reddit pin on Pinterest

SUNDANCE 2023 Competición World Cinema Dramatic

Crítica: Slow

por 

- Marija Kavtaradze coreografía y radiografía el sentimiento del amor con una extrema delicadeza sensorial bajo el envoltorio de lo extraordinario, a través de un caso de asexualidad

Crítica: Slow
Greta Grinevičiūtė y Kęstutis Cicėnas en Slow

“¿Te gusto? - Sí - ¿Cómo lo sabes? - Simplemente lo sé. Pero no voy a cambiar - Yo tampoco”. ¿Hay algo más atemporal, clásico e inevitablemente empático que el amor, un tema que ya ha sido explorado incesantemente en el cine? Esta es precisamente la cuestión universal que la original cineasta Marija Kavtaradze (que se dio a conocer en Toronto en 2018 con su primer largometraje, Summer Survivors) explora en Slow [+lee también:
tráiler
entrevista: Marija Kavtaradze
ficha de la película
]
, presentada en la Competición World Cinema Dramatic del Festival de Sundance. La singularidad de la joven cineasta lituana, dotada de una sensibilidad exquisita, se expresa de una forma doblemente inesperada: en primer lugar, porque uno de los dos protagonistas de su romántico ensayo fílmico es asexual, y en segundo lugar, porque no convierte esto en el principal problema de la trama, optando en su lugar por girar en torno a este pivote narrativo para filtrar mejor un vasto abanico de sensaciones y sentimientos sutiles.

(El artículo continúa más abajo - Inf. publicitaria)

“Encuentra un lugar para ti e intenta permanecer en ese momento”. Elena (Greta Grinevičiūtė) es una bailarina con una vida emocional y sexual muy libre (“me cuesta entender cómo la gente puede querer deliberadamente una relación seria”) cuando conoce a Dovydas (Kęstutis Cicėnas), un intérprete de lengua de signos que ha venido a ayudarla en una clase que imparte a personas sordas. La conexión y la comunicación surgen de forma instantánea y natural entre los dos (“Tenía la extraña sensación de conocerle de toda la vida”), mientras pasean por las calles de la ciudad. Sin embargo, cuando Elena quiere pasar a la acción, Dovydas le confiesa su secreto (“No me siento sexualmente atraído por nadie, nunca lo he sentido. Tú me gustas, por eso te lo cuento”). Aun así, ambos se enamoran y empiezan a vivir juntos como pareja, lo que implica un proceso de prueba y error, así como algunas preguntas…

¿Se puede amar a alguien sin sexo? Slow se mueve lentamente (a lo largo de varias estaciones) en torno a su motivo melódico sentimental. Ante todo, se trata de cuerpos, ternura, sensaciones, miradas, sinceridad e intercambios. Un encaje preciso de microvariaciones íntimas que profundiza progresivamente en el corazón de la trama (escrita por la propia directora) y que registra ecos en los ensayos de baile de Elena (“es genial que estemos tan cerca sin colisionar, probemos a cambiar el tempo”). La película se apoya fundamentalmente en sus dos intérpretes principales y en la delicada fotografía de Laurynas Bareiša.

Con su segundo largometraje, Marija Kavtaradze confirma las promesas de Summer Survivors y consigue imponer su personalidad como cineasta tratando un tema muy ordinario (el amor, la pureza de los sentimientos, una forma de espiritualidad) bajo una envoltura extraordinaria (la asexualidad). Todo ello con un estilo sensorial, alimentado por un excelente sentido del diálogo, y sin miedo a las dificultades, especialmente en la elección del ritmo que, como indica el título de la película, es muy tranquilo.

Slow es una producción de la lituana M-Films, coproducida por la española Frida Films y las suecas Garagefilm International y Film Stockholm. Totem Films se encarga de las ventas.

(El artículo continúa más abajo - Inf. publicitaria)

(Traducción del francés)

¿Te ha gustado este artículo? Suscríbete a nuestra newsletter y recibe más artículos como este directamente en tu email.

Privacy Policy