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SUNDANCE 2023 Competición World Cinema Dramatic

Crítica: La pecera

por 

- Glorimar Marrero Sánchez firma un crudo y doloroso primer largometraje sobre una mujer a la que le diagnostican un cáncer

Crítica: La pecera
Isel Rodríguez en La pecera

De alguna manera, el cine siempre habla de la muerte porque las cosas en la pantalla no existen cuando aparecen en una película. Este hecho puede ser fácilmente olvidado y escondido, pero obras como La pecera [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
, de Glorimar Marrero Sánchez, pueden traerlo de vuelta de manera espantosa: sus imágenes parecen temblar con una sensación de urgencia aterradora. La película, estrenada en la Competición World Cinema Dramatic del Festival de Sundance 2023, es vívida y cruda, incluso antes de que se revele el origen de la tensión.

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Isel Rodríguez interpreta a una mujer treintañera que parece, cuando menos, inquieta. La película empieza en un extraño momento de paz, donde primero la vemos flotando en el mar, y luego descubrimos que está en una bañera. Pronto, aparece sangre en el agua, y ella sale corriendo para dejar entrar a su preocupado novio, Jorge (​​Maximiliano Rivas), que está golpeando la puerta. Noelia vive en un mundo propio, y no quiere dejarlo entrar; un temperamento que solo podría explicar en parte su trabajo como artista y su personalidad fuerte. Cuando la vemos tomar pastillas y a Jorge limpiar la abertura para la bolsa de colostomía de su estómago, suponemos que tiene problemas de salud. Pero parece decidida a vivir la vida al máximo, bailando y bebiendo en la fiesta de cumpleaños de un amigo a pesar de las objeciones de Jorge.

Sin embargo, en lugar de optimismo hay una sensación de enfado y desesperación que Noelia debe resolver, y cuando su oncólogo le dice que su cáncer se ha hecho metástasis, Noelia se sorprende menos que Jorge: sabía que algo iba mal desde hacía tiempo. De repente, vemos una razón detrás de su actitud frívola y de la dedicación con la que dibuja y juega con los mechones de su pelo secándolos en las paredes del baño. Rodríguez encarna con una intensidad y un realismo perturbadores no solo el miedo de Noelia, sino también su forma de gestionar ese miedo, y la película a menudo es difícil de ver por este motivo.

Pero Noelia encuentra una especie de propósito, que también ayuda a distraer al público de este horror: por la noche, viaja en ferry para volver a Vieques, la isla de Puerto Rico donde creció. Allí, encuentra tranquilidad en compañía de un amigo de la infancia (Modesto Lacén), que sabe no hacer demasiadas preguntas. La isla es idílica, con un bosque verde brillante y un agua azul brillante en la Bahía Bioluminiscente. Pero, poco después, una realidad más siniestra arruina este paisaje de postal: Vieques fue el lugar de pruebas de bombardeos del ejército de Estados Unidos durante décadas, y tanto el amigo de Noelia como su madre (Magali Carrasquillo) dedican tiempo a limpiar la isla y a luchar por los derechos de las personas. Una de las primeras preguntas que le hace su madre es sobre los resultados de sus pruebas médicas (solo en este diálogo, el sucinto guion de Marrero Sánchez revela que los que vivieron y crecieron en Vieques tienen un riesgo muy alto de padecer cáncer, y los controles médicos son constantes).

Que la enfermedad de Noelia tenga una causa fácilmente identificable es una revelación insoportablemente amarga y desgarradora. Por lo tanto, su enfado no es solo por sí misma, sino también por el destino de unas personas que todavía sufren las consecuencias de años de ocupación. La película de Marrero Sánchez encuentra una manera emocionalmente atractiva de hacer sentir profundamente esta asombrosa injusticia, canalizándola a través de esta historia de una mujer que lucha por vivir, al menos en sus últimos momentos, de la forma que desea. Pero más allá de la injusticia de la situación, y a pesar de que la película se centra en Noelia, el retrato franco de su sufrimiento y la convincente interpretación de Rodríguez, parece imposible llegar a comprender realmente cómo se siente. Además de ser un símbolo y un ejemplo de la violencia de Estados Unidos contra la isla, Noelia también es una persona que se está muriendo, y verla sufrir y al borde de la muerte resulta perturbador de una manera que no es nada productiva.

La pecera ha sido producida por Solita Films (España) y Canica Films (Puerto Rico). Visit Films gestiona las ventas internacionales.

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(Traducción del inglés)

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