01/02/2023 - El creativo dúo formado por Muayad y Rami Alayan firman un conmovedor relato de paso a la adultez que explora los familiares temas de la pérdida y el trauma, pero de una forma fresca y poderosa

El drama que relata el paso a la edad adulta del director y guionista Muayad Alayan, titulado A House in Jerusalem [+lee también:
tráiler
ficha de la película], es definitivamente una de las pequeñas joyas del IFFR de este año. La película, escrita junto a Rami Alayan, se presentó en la sección de Limelight durante el evento neerlandés.

La película cuenta cómo la joven Rebecca (Miley Locke) se ve obligada a mudarse con su padre (Johnny Harris) de Inglaterra a Jerusalén, con la esperanza de que un nuevo comienzo en Israel ayudara a la pequeña a superar la repentina muerte de su madre. Una vez se mudan a una casa vieja dentro de un vecindario conocido como the Valley of Ghosts (Valle de los fantasmas), se desencadenan una serie de sucesos misteriosos que se atribuyen a Rebecca. El interés de la niña por una trampilla en el patio de la casa parece ser el motivo principal de estos sucesos, trampilla en la que encuentra una muñeca vieja que probablemente había sido abandonada desde hace décadas. Después de un tiempo, Rebecca descubre lo que hay detrás de todos estos raros sucesos. De primeras, parece que la película trata de adentrarnos en una historia clásica de terror, sin embargo, da un giro bastante inesperado.

Al parecer, el espíritu de una niña misteriosa habita todavía en la casa, Rasha (Sheherazade Makhoul Farrell), que asegura haber estado esperando desde hace mucho tiempo a que sus padres volviesen, pues huyeron “de los hombres con armas”. Solo Rebecca puede ver a Rasha, y juntas intentan descubrir qué les pasó a ella y a su familia.

La calidad del guion es innegable, pues el dúo creativo consigue a la perfección tocar varias temáticas además de la pérdida y el trauma. A House in Jerusalem también habla de la amistad, la salud mental y de las familias desestructuradas, con varias indirectas muy obvias sobre el contexto sociopolítico tan complejo de Israel. La ambición de combinar todos estos elementos era tan atrevida que podría haber hecho más fácil el entregar un popurrí como guion, pero por suerte, hay un buen equilibrio y ayudan al desarrollo del relato.

Se puede decir sin rodeos que el reparto principal es sólido y convincente. Locke, cuya actitud y aspecto se parecen notablemente a los de la joven Millie Bobby Brown de Stranger Things, empapa a su personaje con la dosis perfecta de un espíritu rebelde y tenaz. Mientras que Harris adereza su papel con fragilidad, y realmente nos lleva a darnos cuenta de todo el dolor que sufre durante la escena en la que Rasha descubre uno de sus secretos más tristes. Intenta con cuerpo y alma que tanto él como su hija salgan adelante, busca ayuda externa e intenta mantener las cosas bajo control. Aparte de esto, la doble actuación de Makhoul Farrell es creíble tanto como “el espíritu de la casa” como la niña abandonada que ha perdido la noción del tiempo y desconoce el mundo exterior. Seguramente no se trata de una tarea sencilla para una actriz de su edad.

En definitiva, la película surge como una metáfora cautivadora sobre el trauma. Además, la naturaleza del espíritu de la casa se desvela plenamente por medio de un giro de guion. A pesar de que la película explora algunos temas comunes, el resultado final es original e interesante.

A House in Jerusalem fue producida por la palestina PalCine Productions y la británica Wellington Films Limited, y coproducida por la catarí Metafora, la alemana ZDF/ARTE, la británica Cocoon Films, la alemana Red Balloon Film, y la neerlandesa KeyFilm, en colaboración con la empresa egipcio-emiratí MAD Solutions. La empresa griega Heretic se encarga de las ventas mundiales de la película.

(Traducción del inglés por María Yagüe Gran)