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PELÍCULAS / CRÍTICAS Italia

Crítica: I nostri ieri

por 

- Andrea Papini sigue a un documentalista que organiza un laboratorio de cine en una cárcel, pero sus buenas intenciones son traicionadas por su acercamiento superficial al tema

Crítica: I nostri ieri
Peppino Mazzotta y Maria Roveran en I nostri ieri

En los últimos años hemos visto muchas películas que giran en torno a talleres de teatro o de cine realizados en cárceles, como la iniciativa de la Compagnia della Fortezza desde hace más de treinta años en la cárcel de Volterra. Solo hay que citar César debe morir [+lee también:
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, de los hermanos Taviani, que ganó el Oso de Oro de Berlín 2012, o la comedia Grazie ragazzi [+lee también:
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, de Riccardo Milani, remake de la película francesa El triunfo [+lee también:
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, de Emmanuel Courcol, poyectada ahora en los cines italianos. Al igual que en Grazie ragazzi, el protagonista de I nostri ieri [+lee también:
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, de Andrea Papini —que llegará a los cines italianos el 9 de febrero a través de Atomo Film y Cineclub Internazionale— es un director que obtiene financiación estatal para organizar un taller de cine en una cárcel de la región de Emilia-Romaña (la localización real es la antigua cárcel de Codigoro, en la provincia de Ferrara).

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Interpretado por un conciso Peppino Mazzotta —conocido por su papel del inspector Giuseppe Fazio en la archiconocida serie de televisión Inspector Montalbano, y habitual de la pequeña filmografía de Papini—, Luca, el documentalista convertido en profesor se está adaptando a cinco reclusos de varias edades, grupos étnicos y géneros vigilados por unos guardias algo impredecibles. En el grupo también hay un sexto “huésped” llamado Beppe (Francesco Di Leva), un prisionero que es un poco más “complicado” que los demás. Más adelante nos enteramos de que Beppe era camionero y que mató a una joven abogada sin ninguna razón después de un accidente de tráfico. Luca muestra a los alumnos una secuencia de su anterior película autobiográfica y se ofrece a grabar una película de docuficción episódica en la que los reclusos reconstruirán sus crímenes. El primer episodio gira en torno al propio Beppe. A pesar de la naturaleza “interesante” de esta idea, al excéntrico psiquiatra enviado por el ministerio no le parece particularmente extraña.

Mientras tanto, la amiga actriz del director aparece en escena para interpretar a la víctima (Maria Roveran, que también colaboró en el caótico guion, escrito por el director y Manuela Tovo), así como la hija de veinte años del director que lo visita antes de irse a Estados Unidos a estudiar un máster. Y, por pura casualidad, Luca también se encuentra con la hermana de la verdadera víctima (Daphne Scoccia) y la contrata como asistente de dirección.

La película toma varias direcciones y pronto pierde su identidad, ya que empieza con un discurso susurrado sobre nuestra mirada (las gafas que Luca lleva desde los 4 años), la visión oscura desde los espacios confinados (la cárcel), la ficción y, por último, la propia película como salvífica y liberadora. Los momentos más íntimos que muestran al protagonista intentando superar el trauma de su infancia (la separación de sus padres) y su relación desapegada con su hija no encajan con las intenciones sociales de la película, que son abordadas de una forma demasiado simplista.

Es ingenuo pensar que un documentalista debe concebir un enfoque psicoterapéutico tan radical para aliviar las causas profundamente arraigadas de un asesinato, mientras enseña a los alumnos a actuar y a grabar películas, e ignora por completo el malestar de la hermana de la víctima. La reconstrucción cínica (un adjetivo usado por Papini en sus notas de dirección) del crimen es tan tosca que el resultado es tragicómico. Los temas principales de femicidio, el papel rehabilitador del sistema carcelario, y el valor social y humano de los proyectos culturales en las cárceles son minimizados. Y el brillante reparto (como escribimos en un artículo anterior sobre Agujero en la cabeza, Francesco Di Leva es el mejor actor de la nueva generación de Nápoles) está desaprovechado, incluida Teresa Saponangelo, que solo tiene un pequeño papel. En definitiva, las buenas intenciones quedan frustradas por un enfoque superficial del tema a debatir.

I nostri ieri ha sido producida por Atomo Film. Illmatic Film Group gestiona las ventas internacionales.

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(Traducción del italiano)

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