17/02/2023 - Alberto Gastesi insufla melancolía, añoranza y ritmo jazzístico a una primera película en blanco y negro que transcurre en dos fases temporales y de realidad (o probabilidad)

En El columpio (1993), primer cortometraje de Álvaro Fernández Armero, unos jovencísimos, tímidos e indecisos Coque Malla y Ariadna Gil malgastan nueve minutos en el andén solitario de una estación de metro ahogados por el deseo (nunca realizado) de hablar con esa persona desconocida que les gusta a rabiar. Cinco años más tarde, también un primerizo Peter Howitt ponía a Gwyneth Paltrow en la asimismo comedia romántica Sliding Doors (titulada en España Dos vidas en un instante) a tomar un doble camino: el primero seguía a la chica cuando lograba in extremis subir a un metro (y descubría así algo que daría un brusco volantazo a su relación sentimental) y el segundo a esa misma mujer cuando las puertas del vagón se cerraban ante sus narices y tenía que esperar al siguiente convoy. Si en el primer título la indecisión, inmadurez y cobardía constituían los motores del argumento, en el segundo se jugaba con el concepto existencial de las posibilidades cruciales y los caminos opcionales que tomamos –o no– a lo largo de nuestro viaje vital.

Desde un tono completamente dispar a los dos trabajos anteriores y en pleno siglo XXI, el donostiarra Alberto Gastesi echa mano a esos mismos conceptos para, partiendo (según propia confesión – leer entrevista) de la idea de retratar a dos seres humanos dentro de un inmueble vacío, acabar dirigiendo una película titulada La quietud en la tormenta [+lee también:
tráiler
entrevista: Alberto Gastesi
ficha de la película] que, sobre todo, deja tras su visionado un delicado poso melancólico, nacido de los pensamientos nostálgicos de lo que pudo ser y no fue cuando ya la juventud empieza a convertirse en un tiempo pretérito. La cinta participa esta semana en la séptima edición del Festival Internacional de Cine Independiente de Ibiza.

Porque, con el reencuentro de dos personas (interpretadas por Íñigo Gastesi y Loreto Mauleón, gran descubrimiento de la serie Patria [+lee también:
crítica
ficha de la serie]) que se conocieron brevemente años atrás, muestra lo que es su actualidad (más o menos rutinaria, sin aquellos sueños juveniles hechos realidad) de cada una por separado, y lo que pudo haber ocurrido si hubieran entablado un diálogo que, por el contrario, sólo quedó en unas miradas fugaces y esquivas bajo la lluvia.

Las decisiones diarias, las oportunidades perdidas y los ideales que se evaporaron con el paso del tiempo y el fin de la juventud sobrevuelan pues sobre las imágenes en blanco y negro y en formato 4:3 de un film rodado íntegramente en una fotogénica San Sebastián que también tiene algo de retrato generacional transitado por cierta poesía, una musicalidad jazzística y varias escenas asentadas en la naturalidad interpretativa.

La quietud de la tormenta es una producción de Vidania Films que ha contado con la participación de EiTB. La película ya había pasado por las ediciones del 2022 de los festivales de Gijón y San Sebastián.