17/02/2023 - BERLINALE 2023: Malene Choi consigue decir mucho con su nueva película, en muy pocas palabras

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ficha de la película] de Malene Choi, presentada en la sección Panorama de la Berlinale, debería destacar como uno de los pequeños descubrimientos del festival, eso sí, no puede tratarse de una película más modesta, mientras espera en un rincón en silencio a que alguien se dé cuenta de que está ahí. Comparte un poco la timidez de su protagonista Carl.

Carl (Cornelius Won Riedel-Clausen) es adoptado. No hace falta que nadie lo diga, está claro, pues en la campiña danesa donde él vive con sus padres no hay nadie que se le parezca, ni si quiera un poco. De hecho, literalmente no hay nadie allí, solo un trabajador temporal polaco, que se conforma con meterse algunos chupitos entre pecho y espalda por las noches. Es complicado saber si Carl es realmente infeliz, pero sí que se muestra solitario y resignado, como si ya estuviera esperando la frase de “vuelve por donde has venido”, que claramente llega. Siempre llega.

En la entrevista con Cineuropa, la coreana Choi admitió que sabe demasiado bien de lo que está hablando en la película, de ese sentimiento de no pertenecer ni a Corea del Sur ni a Dinamarca, de ser la rara. Aparentemente, los padres de Carl (Bjarne Henriksen y Bodil Jørgensen, vistos hace poco en The Kingdom Exodus [+lee también:
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ficha de la serie]) intentan ser respetuosos, pues lo animan a ir a descubrir su país natal. Sin embargo, también son controladores, supervisan todos y cada uno de sus movimientos, después de todo, se supone que tiene que hacerse cargo de la granja familiar, a pesar de que tampoco parece formar parte de eso. El pobre, completamente perdido entre todas esas vacas gigantes.

Choi ve mucho humor dentro de esta tierna historia, pues hasta el desasosiego y la torpeza de Carl es demasiado gracioso. Rodeado por personas centradas y banderas danesas, parece que le hayan puesto con photoshop en los bordes. No es de extrañar que recurra a compañeros imaginarios en busca de apoyo, como una chica que una vez fue un poco amable con él. La figura fantasmal de ella, sentada en la mesa familiar, le da fuerza. Por fin, hay alguien que se le parece, alguien que entiende todo lo que él no puede expresar. O eso da por hecho.

Se trata de un drama social u otra perspectiva sobre “la soledad de la vida de campo”, tan apreciada por los festivales europeos hoy en día que se merece tener una sección propia, pues se transforma así en algo más poético, más misterioso. Carl sigue soñando despierto, perdiéndose dentro de su propia mente. No es de extrañar que lo haga, pues, aunque en su familia haya amor y buenas intenciones, también hay secretos y poca transparencia. En resumidas cuentas, mientras puedan evitarlo, ninguno se abre con nada, ya sea enfermedad o pena.

El silencio y el ritmo lento de la película podría poner a prueba a algunos espectadores, pero se ajusta a este universo aislado que se ha construido a partir de tareas repetitivas y de la peculiar situación de Carl. Tampoco trata de huir a ninguna parte, está atascado, como en uno de esos sueños en los que no puedes moverte por mucho que lo intentes o por lo que sea que te esté persiguiendo. ¿A veces quieres sacudirlo solamente para que reaccione? Totalmente. Pero también quieres darle un abrazo.

Choi escribió The Quiet Migration en colaboración con Sissel Dalsgaard Thomsen. La película es una producción de la danesa Manna Film, cuyas ventas las gestiona TrustNordisk.

(Traducción del inglés por María Yagüe Gran)