Crítica: Dearest Fiona
por Jan Lumholdt
- BERLINALE 2023: La artista visual Fiona Tan intenta reconstruir identidad histórica y cultural de forma profundamente personal, a través de palabras e imágenes que chocan entre sí

La artista visual Fiona Tan, de ascendencia chino-indonesia y australiano-escocesa, criada en Australia y con su casa en los Países Bajos, ha estado dejando huella en el campo del arte y del cine durante las última dos décadas, algunas veces al explorar y reconstruir la historia, la memoria o la identidad cultural, y otras al basarse en su propia experiencia multinacional y multiétnica. Todos estos temas se desarrollan en gran medida durante su tercera película, Dearest Fiona [+lee también:
tráiler
entrevista: Fiona Tan
ficha de la película], una obra valiosa y perfecta para participar en la siempre aventurera sección Forum del 73a Festival de Cine Internacional de Berlín.
“4 de septiembre de 1989. Liefste Fiona. Estoy en un pequeño parque desértico escribiendo esta carta, a 100 kilómetros del norte de Hamilton. Todo está lleno de vida, con pájaros, flores salvajes en flor y hace buen tiempo”. Así comienza una de las cartas que “Paps” escribía cada quince días en Australia mientras su hija estudiaba arte en Ámsterdam a finales de los 80 y principios de los 90. Sigue de la siguiente manera: “Lo que está pasando ahora mismo en Rusia bien podría ser más importante que la Revolución de Octubre. Estaría interesante saber qué dicen en la izquierda intelectual”.
Según las notas de la directora, Tan se topó con las cartas por casualidad y le impresionó la fluidez entre los acontecimientos de la vida cotidiana y los hechos históricos, además de cómo su padre profundizaba en ellos improvisando conforme la marcha. Los temas van y vienen entre la caída del Muro de Berlín, la exitosa operación de corazón del tío Johan en Yakarta, la masacre de la plaza de Tiananmen, la frágil salud de Heidi, el perro familiar, la investidura presidencial de Mandela y las travesuras del nieto Nikolas. El actor escocés Ian Henderson, hace la narración en off de estas cartas cuidadosamente y con corazón, de manera dulce, contemplativa, emotiva, en ocasiones incluso humorística, y emana una profunda relación cariñosa entre padre-hija.
Aparentemente, los contrastes visuales surgen de imágenes de archivo de principios del siglo pasado, cortesía del Museo de Cine Eye en Ámsterdam, que también ha encargado esta obra. Las imágenes de la campiña holandesa enseñan personas trabajando en el campo o vestidos en sus mejores galas de domingo, dejando a la luz cantidad de elementos folclóricos como molinos de viento, tulipanes, zuecos o los vestidos tradicionales con el gorro típico. Gradualmente el foco pasa a las ciudades, con el proceso de urbanización del siglo XX en pleno desarrollo. Este material es único, parte incluso coloreado a mano, y se fusiona con las cartas que exponen un contexto histórico del nuevo hogar de Fiona, además de que conectan con sus raíces con algunos rostros indonesios que van y vienen con cada pestañeo.
“Paps” nos habla de cuando se queda con familiares, de cuando se independiza a una casa propia o cuando celebra el año nuevo en Londres, también de cuando conduce hasta Florencia y de cuando se prepara para su primera exhibición o cuando intenta escribir en neerlandés, entre otras cosas. De nuevo, según las notas de la directora, el objetivo era permitir “un viaje tan personal como universal [...] a la vez que sobrevolar algún lugar entre un sueño y la realidad”, o, por qué no, entre lo cinematográfico y el montaje en galería. De hecho, Dearest Fiona puede ser ambas cosas.
Dearest Fiona es una producción de la neerlandesa Antithesis Films.
(Traducción del inglés por María Yagüe Gran)
¿Te ha gustado este artículo? Suscríbete a nuestra newsletter y recibe más artículos como este directamente en tu email.