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PELÍCULAS / CRÍTICAS Hungría

Crítica: Four Souls of Coyote

por 

- Áron Gauder se acerca a la cosmogonía amerindia para firmar una obra magistral, universal y accesible a todos los públicos sobre la naturaleza y el lugar del humano en la Tierra

Crítica: Four Souls of Coyote

"Hasta que no se muera el último árbol, se envenene el último río o se pesque el último pez, no nos daremos cuenta de que el dinero no nos da de comer". Esta frase con la que se inicia Four Souls of Coyote [+lee también:
tráiler
entrevista: Áron Gauder
ficha de la película
]
, del cineasta húngaro Áron Gauder (candidato a mejor director del año en la reciente Cartoon Movie), que mañana se estrenará a nivel mundial en su país de la mano de Vertigo Media, nos da una idea de las claras intenciones ecologistas de un artista de la animación de gran talento que vuelve al largometraje casi 20 años después de su exitoso District!.

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Al igual que el nativo americano protagonista de su extraordinaria nueva obra, el cineasta se ha tomado el tiempo necesario para tejer su manta ceremonial antes de descender de su sagrada montaña con un mensaje creativo de primer orden sobre la historia del mundo, la danza de la creación, el lugar del humano en la Tierra y el papel que ha desempeñado —y sigue desempeñando— en los procesos de acaparamiento y destrucción de la naturaleza. Ha creado una historia que se sumerge en la mitología de los indios americanos y cuyas escenas iniciales ambientadas en nuestro tiempo muestran las obras de construcción de un oleoducto en una zona desértica ilegalmente devastada por las orugas. En el horizonte se puede ver una montaña cuya cima está repleta de activistas entre los que se encuentra un abuelo indio que, por la noche, alrededor del fuego, cuenta la historia de la génesis de la Tierra ("estamos en la montaña donde el anciano creador descansó tras crear nuestro mundo").

Explosión de colores, nada, océano, barro que se convierte en tierra firme, germinación, plantas, luz, animales (entre ellos el bisonte legendario Tatanka, el puma, el oso, el águila, etc.), mariposas, el arco iris, todo ello pone de manifiesto que la creación es completa y que la naturaleza es exuberante, paradisíaca y opulenta. Sin embargo, en uno de los sueños del creador, cuatro coyotes hambrientos están al acecho. El primero de ellos, astuto, envidioso y mentiroso, roba barro mágico al creador y da forma a dos pequeños humanos que no dejará de pervertir, dando lugar a la aparición de la muerte, del asesinato por la comida, de los ciclos de las estaciones y de la reproducción. Cuatro coyotes se sucederán, resucitando una y otra vez, liberando el poder del Rayo que será domesticado en forma de armas por los futuros conquistadores que vendrán del otro lado del océano, dando lugar a guerras, civilizaciones… Pero en el "centro del mundo, el círculo sagrado no puede romperse, todos somos iguales (...) La pradera nos pertenece a todos y no podemos vivir sin los demás". Solo queda "abrir los ojos de quienes no pueden ver la belleza de este mundo que tenemos la suerte de compartir".

Con un guion creado por el director y Géza Bereményi, Four Souls of Coyote es a la vez sencilla y sutilmente sofisticada, tanto narrativa como visualmente. Se trata de un viaje fascinante y seductor a la cosmogonía de los nativos americanos que se hace eco con creces de las grandes preocupaciones ecológicas contemporáneas, un éxito total accesible a todos los públicos, una oda mística a la naturaleza que nos recuerda, con toda la razón del mundo, que "el hombre no teje la red de la vida, sino que es solo una hebra de ella".

Four Souls of Coyote es una producción de Cinemon Studios. Las ventas corren a cargo de Gebeka International.

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(Traducción del francés)

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