Crítica: Eight Chapters
- Ocho cineastas croatas se han unido para poner en práctica la idea de la productora Tamara Puizina y contar las experiencias de ocho mujeres de distintas generaciones
A veces, el título revela por completo la naturaleza de una película. Este es, sin lugar a duda, el caso de Eight Chapters, un documental compuesto por ocho partes, escrito y dirigido por el mismo número de cineastas croatas, que acaba de estrenarse en la competición regional de ZagrebDox. Todos estos relatos cortos tratan más o menos el mismo tema (o temas similares), la experiencia femenina (o distintas experiencias femeninas), solo que enmarcadas y codificadas de diversas formas dependiendo de la generación de cada una de las protagonistas. Todo el concepto fue ideado por Tamara Puizina, estudiante de producción cinematográfica de la Academia de Arte Dramático de Zagreb.
En el primer capítulo (dirigido por Jasmina Beširović) vemos a Tila, de cinco años, aprendiendo a montar en bici. Aquí, lo irónico es que la experiencia femenina empieza con una tutoría masculina: su tío es el que le está enseñando. Esta misma ironía se mantiene en el segundo capítulo (dirigido por Tonći Gaćina), donde nos encontramos con Jana, una adolescente campeona de natación (cuyo entrenador es hombre, obviamente) que lidia con las dicotomías como el deporte vs. el instituto, y si puede seguir haciendo deporte sin dejar de considerarse “femenina”.
Este ángulo se desvanece conforme las protagonistas crecen y se vuelve más individualista en los siguientes capítulos. En el tercer capítulo de Dalija Dozet, vemos cómo Tina se está preparando el examen de acceso para estudiar fotografía. En el cuarto (dirigido por Anja Koprivšek) nos centramos en Ana Marija, que quiere demostrar su valía como actriz. A continuación, Petar Vukičević dirige un capítulo sobre Dunja, quien lucha contra la depresión. En el sexto capítulo de Judita Gamulin, vemos a Nela, una autora profesional consumada que dirige un grupo de apoyo para madres jóvenes. La jubilada Mirjana es la protagonista de la séptima parte (dirigida por Katarina Lukec) mientras que el octavo y último capítulo de Tiha K Gudac pone fin a la película con la historia de Ljerka, una pintora de edad avanzada.
La simplicidad del concepto hace que parezca a prueba de balas, pero la cuestión es si realmente es tan robusto como parece, dado que no da tiempo a profundizar en el desarrollo de las historias individuales y, por lo tanto, solo rascamos la superficie de los temas que aborda. Asimismo, hay cosas que no quedan claras, como el hecho de que ninguna de las protagonistas está acompañada de sus familiares más cercanos en ningún momento: no sabemos si es así a propósito o si es pura casualidad.
Desde luego, las cineastas no tuvieron mucha libertad para enfocar sus temas en general, debido al tiempo limitado en pantalla del que disponían. Tan solo Jasmina Beširović opta por un enfoque observacional en el primer capítulo, mientras que el resto se quedan con entrevistas privadas con una narración extra de los protagonistas fuera de la pantalla. No obstante, aprovecharon algunas oportunidades para pulir y añadir diversidad, ya sea mediante la banda sonora original de Zvjezdan Ružić o de otras fuentes, el material fotográfico que aparece en algunas de estas historias, o incluso cierto lirismo reflexivo. Otras escenas poseen una atmósfera bastante melancólica. El uso del mismo director de fotografía (Raul Brzić) para todos los capítulos hace que la película tenga mayor consistencia en conjunto, mientras que el proceso de edición a cargo de Marta Bregeš y Maja Predrijevac es lo bastante bueno como para conseguir que Eight Chapters pueda ser algo mejor que la simple suma de sus partes individuales.
Eight Chapters es una producción croata por la Academia de Arte Dramático de Zagreb y contó con el apoyo del Croatian Audiovisual Centre.
(Traducción del inglés por Nuria Olivas Valera)
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