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PELÍCULAS / CRÍTICAS Francia

Crítica: L’établi

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- Swann Arlaud brilla en la película de Mathias Gokalp, una adaptación del relato autobiográfico de Robert Linhart, un profesor de filosofía de extrema izquierda que se infiltró en una fábrica en 1968

Crítica: L’établi
Swann Arlaud en L’établi

"Contemplo al obrero mientras trabaja, el taller, la cadena de montaje. Observo (...) El primer día trabajando en la fábrica resulta espantoso para todos. No me quiero ni imaginar cómo tiene que ser pasar meses o años trabajando allí". Es 12 de septiembre de 1968 y nos encontramos en las afueras de París. Las convulsiones y la euforia derivadas de los acontecimientos de mayo del 68 todavía se perciben en el ambiente, y en las fábricas contratan a activistas de extrema izquierda de manera clandestina con el fin de compartir la suerte de los obreros y agitar el descontento social. Estos trabajadores clandestinos reciben el nombre de “établis” y  Robert Linhart, que pretende convertirse en profesor universitario de filosofía más adelante, es uno de ellos. Su experiencia le llevó a escribir L'établi, un relato que se publicó en 1978 y que ha inspirado la emocionante película homónima de Mathias Gokalp (su segundo largometraje tras Rien de personnel [+lee también:
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, presentado en la Semana de la Crítica de Cannes en 2009). L'établi [+lee también:
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se estrena en los cines franceses el 5 de abril de la mano de Le Pacte.

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Las puertas se colocan y se atornillan... La fabricación de los Citroën 2CV no para en la larga cadena de montaje de la fábrica de automóviles de Porte de Choisy. Lo poco que Robert (el brillante Swann Arlaud) aprende lo hace a base de toques de atención como: "Tienes que ir más rápido" o "date prisa, nos vamos a quedar sin primas por tu culpa" y, al final de un período de prueba de tres días, consigue hacerse con el puesto de empleado fijo gracias a la indulgencia de un directivo (Denis Podalydès) que se compadece de él tras escuchar su "historia" (dice que tiene un certificado de estudios y que la empresa de su padre quebró) y que tiene la intención de contratar también a este tipo de candidatos porque resultan diferentes al perfil de los trabajadores inmigrantes habituales (italianos, yugoslavos y gente del norte y oeste de África), que constituyen la mayor parte del personal obrero de la fábrica.

De esta forma, Robert se sumerge en un ambiente totalmente opuesto al del apartamento parisino y burgués a más no poder en el que vive con su mujer —interpretada por Mélanie Thierry—, que comparte su militancia idealista y radical, y con su hija pequeña, a la que están criando con un espíritu revolucionario. Pasan los meses y el trabajo les va consumiendo física y mentalmente bajo el yugo de los capataces hasta que, a mediados de enero de 1969, surge la oportunidad de ir a la huelga en la que se ponen en tela de juicio las horas extraordinarias remuneradas que fueron ratificadas por los acuerdos de Grenelle a finales de mayo del 68. Se suceden las reuniones en la cafetería, las discusiones subidas de tono, la evaluación de las posibles consecuencias (el representante sindical francés, Olivier Gourmet, se opone a toda acción, concluyendo que el precio a pagar por defender sus principios sería demasiado alto para quienes tienen familias que alimentar), el plan de acción ("parar la gran cadena de montaje"), la incertidumbre sobre el número de trabajadores que se unirán a ellos y la presión que podrían ejercer la dirección de la fábrica y la policía... El 18 de febrero, la suerte está echada y comienza la huelga, pero la posición que Robert debe adoptar entre sus dos clases sociales no va a ser para nada fácil de llevar a cabo...

Mirando por el retrovisor de la historia reciente y con una precisión casi documental, Mathias Gokalp arroja luz sobre una época que a menudo tendemos a romantizar y recordar con nostalgia, pero que en realidad encaja mucho más de lo que creemos con la situación social actual. Con un guion eficaz (escrito por el director junto con Nadine Lamari y Marcia Romano), a pesar de su ligera tendencia a endulzar experiencias innegablemente amargas, L’établi es una película ilustrativa y atractiva que brinda a Swann Arlaud un papel maravilloso y que también pone de relieve a una serie de actores menos conocidos como Raphaëlle Rousseau, Robin Migné, Luca Terracciano, Éric Nantchouang, Malek Lamraoui y Félix Vannoorenberghe.

L’établi ha sido producida por Karé Productions en coproducción con France 2 Cinéma, Auvergne-Rhône-Alpes Cinéma y la belga Scope Pictures. Las ventas internacionales corren a cargo de Indie Sales.

(Traducción del francés)

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