07/04/2023 - La ganadora en la sección Talents del D'A está firmada por cinco cineastas, saca partido de sus pocos recursos y se apoya en las sugerencias para provocar inquietud a pesar de su luminoso título

¿Recuerdan a Laia Artigas, la niña que en 2017 protagonizó Estiu 1993 [+lee también:
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ficha de la película]? Pues, como pueden imaginar, ha crecido y vuelve a ser la mirada (especial, única, sensible) central de Un sol radiant, obra –plural y colectiva– de Mònica Cambra, Ariadna Fortuny, Clàudia García de Dios, Lucía Herrera y Mònica Tort. Las cineastas, de procedencias (Gran Canaria, Menorca, Cataluña) y trayectorias variadas, se conocieron estudiando en la Universidad Pompeu Fabra y han obtenido con su primer largometraje el premio de la sección Talents del reciente D’A Festival de Cinema de Barcelona, donde se estrenó mundialmente y a cuya premiere acudió la mismísima Carla Simón.

Como en los films de la directora de Alcarràs [+lee también:
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ficha de la película], también Un sol radiant transcurre en estío, en entornos rurales y enfocando a una familia: desde los primeros fotogramas, las nubes, los árboles, el viento y la geografía van creando una atmósfera a la vez hermosa e inquietante, pues algo terrible se acerca. Una incertidumbre que se nombra y con la que se convive, como ya estamos acostumbrados todos a asumir tras la pandemia: que pronto o tarde se irá al garete este planeta-hogar que habitamos.

Su joven protagonista, Mila (Artigas), es una preadolescente de sensibilidad exacerbada y rostro súper expresivo que mira a Íngrid, su hermana mayor (interpretada por Núria Sales) con altas dosis de admiración, afecto y con la extraña sensación de que ella nunca vivirá su mismo torbellino emocional: el excitante brillo que surge del enamoramiento primerizo. Al mismo tiempo, la madre de ambas (encarnada por Núria Prims, de actualidad también por su intervención en Sica [+lee también:
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ficha de la película] y La última noche de Sandra M., ambas cintas presentadas en el último Festival de Málaga) y el abuelo Gabriel (Jaume Villalta) intentan lidiar –a veces con actitudes contradictorias– con un futuro inminente donde el control del destino se ha transformado en una fantasía irrealizable.

Así, con la cámara pegada a Mila, las directoras de esta película que se atreve a jugar en la liga del cine apocalíptico al tiempo que retrata el desencanto de una juventud sin futuro (¿la actual?) van insuflando esos sentimientos desesperanzados en el espectador, con escasos medios, pero éstos talentosamente utilizados.

Echando mano de la sugerencia gracias a un inteligente uso de la cámara (con el fuera de campo como arma de destrucción masiva), las cinco amigas han levantado un film de suspense psicológico muy sutil que nos lanza la pregunta: ¿cómo se puede preparar alguien ante la inminencia del fin del mundo? Porque, ¿hay respuesta ante esto? No, pero seguramente se aproxime a la mezcla de rabia, estupor, aceptación y melancolía con la que lo asume esa familia Verdi que consigue hacerlo unida y, sobre todo, como todos desearíamos acabar nuestro días: de fiesta.

Un sol radiant es una producción de Atiende Films que cuenta con la colaboración de IB3 Televisió.