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VISIONS DU RÉEL 2023

Crítica: Hawar, nos enfants bannis

por 

- Pascale Bourgaux dibuja el retrato singular de Ana, una superviviente doble, víctima de los yihadistas y de su comunidad

Crítica: Hawar, nos enfants bannis

Hawar, nos enfants bannis [+lee también:
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, que aborda la difícil situación de las mujeres yazidíes secuestradas y amenazadas con ser expulsadas de su comunidad por los yihadistas a causa de haber dado a luz a hijos bastardos del ISIS, se presentó este fin de semana en la competición nacional de Visions du Réel. Pascale Bourgaux cuenta con una larga trayectoria en el cine documental, volcada desde hace muchos años en las zonas de conflicto, más concretamente en Oriente Próximo. Hawar es el fruto de más de 8 años de trabajo, investigación y encuentros con mujeres yazidíes secuestradas y violadas por los yihadistas del ISIS. Se trata de un viaje en el que se embarcó hace casi una década, y que a su vez se basa en otros dos documentales: Femmes contre Daesh (2016), y Femmes yazidies : le combat pour la liberté (2014), publicado durante los inicios de la invasión de Irak desde Siria por parte del ISIS, un conflicto que ahora ya se reconoce como genocidio. Aunque se mata a un gran número de hombres, a menudo se mantiene con vida a las mujeres para utilizarlas como esclavas sexuales.

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La película recoge el testimonio de Ana, una mujer que se atreve a romper el silencio y a arrojar luz sobre el doble destierro al que se ha visto sometida: por un lado, el secuestro por parte de los yihadistas, y por otro lado, el rechazo de su propia comunidad tras plantearse quedarse con su bebé, "el hijo del enemigo". Ana comparte su historia acerca del día en que los combatientes del ISIS entraron en su pueblo, secuestraron a mujeres y niñas, y las escondieron en tránsito en Mosul para llevarlas finalmente a Siria. Una vez allí, se realiza una especie de sorteo con las mujeres, de manera que se ofrece una mujer a cada uno de los combatientes y esta se convierte en su objeto sexual. A partir de ese momento, la violación se convierte en una rutina.

De esta manera, en torno a 2.000 mujeres yazidíes permanecen en esta situación de esclavas, y como sufren violaciones reiteradamente, muchas de ellas acaban quedando embarazadas. Una vez liberadas, se reintegra a estas mujeres en la comunidad yazidí a pesar de su "impureza". A través de una ceremonia en la que reciben una especie de bautismo, se les permite regresar de nuevo con sus seres queridos siempre que abandonen a sus hijos, considerados "seres malignos", vástagos de "padres repugnantes". La mayoría de estas mujeres agachan la cabeza y entran en el orden patriarcal establecido por los dirigentes religiosos de la comunidad. Sin embargo, también existe una minoría de mujeres que decide huir, como Ana, a quien acompañamos en secreto en su búsqueda de su hija Marya, que vive con sus abuelos paternos.

Seguimos los pasos de Ana, cuya identidad permanece oculta, y escuchamos su conmovedor testimonio al tiempo que contemplamos junto con ella los paisajes desiertos que atraviesa a lo largo de la película, como un eco de su soledad forzada, de su maternidad prohibida.

Entre etapa y etapa del viaje, conocemos también las historias que traen consigo otras mujeres, como la de una madre exiliada en Australia que huyó de su familia para encontrar a sus hijos en Irak; o la de una directora de orfanato que, junto a un exdiplomático estadounidense, organiza reencuentros entre madres afligidas e hijos perdidos.

La singular historia de Ana, que se desarrolla durante la mayor parte del metraje de la película, antes de que lleguemos a ver unas horas de su vida cotidiana y unos minutos en pantalla con su hija, ilustra el largo, doloroso y a veces peligroso camino que estas valientes madres se ven obligadas a recorrer para volver con sus hijos. La película también devuelve la identidad a los bebés cuya existencia había sido negada y a todas aquellas mujeres fugitivas que han sido declaradas desaparecidas a los ojos del mundo, todo ello en ausencia de aceptación por parte de la comunidad yazidí.

Hawar, nos enfants bannis ha sido producida por Iota Production (Bélgica) y Louise Productions (Suiza). Las ventas internacionales de la película corren a cargo de CAT&Docs.

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(Traducción del francés)

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