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CANNES 2023 Competición

Crítica: Youth (Spring)

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- CANNES 2023: El último y épico documental de Wang Bing es una cruda mirada al capitalismo chino a través de los ojos de un resiliente grupo de jóvenes trabajadores explotados

Crítica: Youth (Spring)

Una característica única, aunque no siempre comentada, de las películas de Wang Bing es su variación del “efecto espectador”, algo que el presidente del jurado oficial de Cannes, Ruben Östlund, encargado de juzgar su última película en esta edición, también conoce en profundidad. En esta época de gran (y necesario) escrutinio de las condiciones laborales en las producciones cinematográficas, la obra de Wang se enfrenta de forma compleja a las nociones éticas del cine documental: varias de sus películas muestran a sus protagonistas en situaciones de peligro físico, y tanto él como su operador de cámara tienen instrucciones claras de seguir rodando, aunque el sujeto filmado se encuentre potencialmente dolorido y el público igual de conmocionado. Por otra parte, el lado opuesto de la ecuación, si el documental es realmente el “cine de lo real”, es preguntarse qué se pierde al suprimir o censurar imágenes como estas, especialmente si se trata simplemente de soportar peligro, y no la muerte.

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La nueva obra de Wang, Youth (Spring) [+lee también:
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ficha de la película
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, estrenada en la competición de Cannes como la primera entrega de una trilogía sobre el mismo tema, contiene una secuencia que podríamos enmarcar dentro de esta categoría. Sin embargo, para ser honestos, más honestos que la propia película (a menudo matizada), Wang se limita a ser un espectador de los efectos más enfermizos del capitalismo de libre mercado sin regulación, que China, tras la Revolución Cultural, comenzó a integrar en su propia planificación económica, dando lugar a un vertiginoso impulso del PIB.

Pasando de lo macro a lo absolutamente micro, nos detenemos, durante tres horas y media de duración sorprendentemente bien estructuradas, en varias fábricas clandestinas (o, como las describen los títulos en pantalla, “talleres”) de la localidad de Zhili, una “ciudad empresa” salpicada de diferentes estructuras que forman parte de la cadena de suministro de ropa producida en masa. En una película que evoca escalofriantes ironías históricas, los jóvenes filmados a mediados de la década de 2010 han sido “enviados” a esta nueva ciudad industrial, a una provincia de distancia de Shanghai, mientras que en la Revolución Cultural se daba el proceso inverso con el trabajo rural y la “rustificación”.

El montaje de Wang salta entre distintas escenas sin un orden concreto, ofreciendo una visión reveladora sobre la vida en una decena de estos talleres (identificados con una etiqueta numérica que llega a las tres cifras, lo que nos lleva a preguntarnos cuántos habrá realmente). Los jóvenes trabajadores, de edades comprendidas entre el final de la adolescencia y el comienzo de la veintena, también están identificados por su nombre, pero el tiempo que permanecen en pantalla es tan breve que apenas logramos retener esa información. Por otra parte, su comportamiento (destrozándose los dedos en las máquinas de coser, descubriendo con inmadurez el amor y el sexo, negociando valientemente con sus jefes para obtener un salario más justo) sí permanece en nuestra memoria, y se repite entre los distintos lugares e individuos, como si se tratara de una masa colectiva compuesta de necesidades y energía, como en las famosas (y mucho más estilizadas) películas propagandísticas de Eisenstein.

Al igual que Jia Zhangke, posiblemente el otro cineasta de la China continental más importante del siglo XXI, Wang se ha dedicado a retratar el auge de la historia contemporánea china y las desgracias humanas que ha traído consigo, mientras la nación experimentaba un desarrollo febrilmente acelerado. Sin embargo, a medida que la tesis de esta película se vuelve más evidente, y nos aclimatamos a su rigurosa dirección de fotografía con cámara en mano y a las enérgicas y veraces interacciones de los personajes, sus cualidades universales brillan cada vez con mayor intensidad. Youth (Spring) es una obra sobre mantener la dignidad en el trabajo; basta con observar con qué frecuencia sonríen los personajes.

Youth (Spring) es una coproducción entre Francia, Luxemburgo, Países Bajos y China, producida por House on Fire, Gladys Glover y CS Production, y coproducida por Les Films Fauves, Volya Films, ARTE France Cinéma, Le Fresnoy y Eastern-Lion Pictures and Culture Media Co. Pyramide International se encarga de las ventas internacionales.

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(Traducción del inglés)

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