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CANNES 2023 Un Certain Regard

Crítica: Rosalie

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- CANNES 2023: Nadia Tereszkiewicz y Benoît Magimel elevan una película muy clásica de Stéphanie Di Giusto sobre un tema increíblemente difícil

Crítica: Rosalie
Nadia Tereszkiewicz y Benoît Magimel en Rosalie

De primeras, resulta bastante difícil no frotarse los ojos con incredulidad al enterarse de que hay una película que trata sobre una mujer barbuda en pleno siglo XIX. Dicho esto, El hombre elefante, de David Lynch, y La parada de los monstruos, de Tod Browning, por poner solo un par de ejemplos destacados, dejaron claro en su momento que el crisol de las anomalías humanas puede dar lugar a grandes obras cinematográficas. Y aunque no es el caso de Rosalie [+lee también:
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, de Stéphanie Di Giusto, presentada en la sección Un Certain Regard de la 76ª edición del Festival de Cannes, la cineasta francesa ha superado el reto con creces a través de su segundo largometraje —el primero fue La bailarina [+lee también:
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, que también se presentó en esta misma sección de la Croisette en 2016— clásico y bien controlado que cuenta una historia de amor supuestamente imposible, protagonizada por dos brillantes intérpretes, Nadia Tereszkiewicz y Benoît Magimel, con mención especial para la primera, que no solo tuvo la audacia de aceptar el papel en primera instancia, sino que también lo acabó interpretando con una facilidad pasmosa.

"No hagas eso, te humillarán, los conozco, son unos matones". Cuando no posees una apariencia normativa, mostrarte tal y como eres puede resultar peligroso, ya que corres el riesgo de despertar los instintos propios de una jauría de sabuesos que acorrala a su presa. Pero el miedo no siempre reside donde parece, y Rosalie (Nadia Tereszkiewicz) no tarda mucho en darse cuenta de ello en la Bretaña de 1870, cuando su padre la vende a Abel (Benoît Magimel), el dueño de un café que le dobla la edad. Abel es un hombre honesto que ha nacido en una época en la que no se valora mucho a las mujeres, un hombre que no tiene ninguna motivación retorcida para comprarla, sino simplemente una deuda que pagar a Barcelin (Benjamin Biolay), el dueño de la fábrica local. Lo que Abel no se espera es la sorpresa que le aguarda al comienzo de su noche de bodas, y es que esta novia tan joven, hermosa, piadosa y sensible padece desde que nació un desequilibrio hormonal que hace que produzca más vello de lo normal; incluso se puede detectar, si uno se fija bien, la silueta de una barba que se afeita todos los días.

Abel expresa su rechazo de inmediato, fruto de la vergüenza y un claro sentimiento de pudor social. Esta es la condena que le ha tocado cumplir desde que nació a una Rosalie que sueña con ser amada tal y como es. Sin embargo, rebosante de valentía, decide hacer una apuesta con un cliente del bar para llevarse dinero a casa y llenar de curiosos el café desierto. Y es que, en un mes, los lugareños tendrán la oportunidad de ver a una mujer barbuda. Sin embargo, un desafío de esta magnitud a la norma social siempre trae consigo consecuencias...

Rosalie constituye todo un melodrama eminentemente feminista que cuestiona los valores y las perspectivas que delimitan de manera arbitraria la frontera entre lo que es humano y lo que ciertas personas podrían calificar de monstruoso. Se trata de un límite (que también podría ser perfectamente una metáfora de cualquier otra gran diferencia aparente) que Stéphanie Di Giusto explora con sensibilidad, de manera que sitúa acertadamente en el centro de todo su planteamiento un análisis minucioso y profundo de los sentimientos que fluctúan entre los dos personajes principales. El resto del reparto lo completan las figuras arquetípicas (el tonto y desagradable Guillaume Gouix, el propietario de la fábrica Benjamin Biolay, que cambia su punto de vista en función de sus intereses económicos, las chicas más jóvenes, que se sienten tentadas a admirar el valor de Rosalie, etc.), lo cual no impide ni que nos quedemos fascinados ante la banda sonora de violín y piano compuesta por Hania Rani, ni nos emocionemos a causa de los conmovedores sentimientos de Rosalie y la dilación de Abel hasta el maravilloso final de la película.

Rosalie ha sido producida por Trésor Films y coproducida por France 3 Cinéma, Laurent Dassault Rond Point, la belga Artémis Productions y Gaumont, que se encarga de las ventas internacionales.

(Traducción del francés)

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