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CANNES 2023 Proyecciones especiales

Crítica: Robot Dreams

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- CANNES 2023: Tras reivindicar el cine mudo con Blancanieves, Pablo Berger se atreve con la animación sin diálogos de una fábula sobre la amistad, sin lograr los mismos niveles de excelencia

Crítica: Robot Dreams

Me fascina la obra del bilbaíno Pablo Berger, cortometrajista primero (empezó a la par que su amigo de juventud Álex de la Iglesia), profesor de dirección después y cineasta capaz de surcar los mares del porno blando con Torremolinos 73 [+lee también:
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, del cine mudo en blanco y negro con la maravillosa Blancanieves [+lee también:
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(merecidamente regada con diez premios Goya), los trucos de magia en Abracadabra [+lee también:
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y ahora demuestra sobrada valentía como para introducirse en la procelosa selva de la animación para toda la familia con Robot Dreams [+lee también:
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, que se presenta en las Proyecciones especiales del 76° Festival de Cannes, antes de proyectarse en el de Annecy.

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Que Berger ama el séptimo arte locamente se percibe en toda su obra, a rebosar de rastros y homenajes cinéfilos: sin ir más lejos, en su nuevo trabajo el sagrado nombre de Dreyer aparece dentro de una nevera. También adora los predigitales años ochenta (con sus radiocasetes y cintas de VHS salvándonos la vida) y, sobre todo, añora Nueva York, su ciudad de acogida y vecindad durante lustros, que es donde transcurre –en ella y en a su vecina Coney Island– la acción de Robot Dreams, un cuento –basado en el libro homónimo de Sara Varon y no en el relato del mismo nombre de Isaac Asimov– sobre la amistad, sus sombras, fragilidades y sacrificios.

Su argumento presenta a un perro solitario que, como hacen en Japón, compra un juguete que sea su amigo fiel, pero las circunstancias les separan, aunque la fantasía les ayudará a sobrellevar ese distanciamiento. Tan sencillo como su argumento es su dibujo: claro, luminoso, sin aspavientos, elegante y a la par bonito, para que tanto los niños como los adultos disfruten contemplándolo. También la música ha sido especialmente seleccionada, con el clásico disco September, de Earth Wind & Fire, como macguffin de las desdichas de estos personajes tan entrañables.

Con todo esto Berger ha construido un film que empieza fenomenal, pero se estanca a la mitad y cae peligrosamente de ritmo antes de su desenlace, pues algunas de las fantasías que se relatan no resultan lo suficientemente atractivas ni originales. Y aunque las referencias animan el espectáculo (¡vivan El mago de Oz y El gran Lebowski!) y el propio cineasta haga un cameo poniendo su nombre a una empresa tecnológica, a la peripecia de estos amigos le falta vuelo, fuerza y, sobre todo, emoción.

Es posible que los niños disfruten con esta (algo triste) película colorista y barroca, repleta de animales –todos los personajes lo son, pues no aparece ni un humano en este zoológico Nueva York– y es de alabar esa fe de Berger en narrar sin diálogos –así nació el cine, como un lenguaje sólo de imágenes–, pero eso no basta para convertir a Robot Dreams en una película memorable, entretenida o sorprendente.

Robot Dreams es una coproducción de las compañías españolas Arcadia Motion Pictures y Lokiz Films AIE, en coproducción con las francesas Noodles Productions y Les Films du Worso. De sus ventas se ocupa Elle Driver.

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